Vox rompe con el PP y abre una crisis a la derecha

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Santiago Abascal atiende a los periodistas en el Congreso de los Diputados.

El anuncio de Vox de que abandona los gobiernos autonómicos de la Comunidad Valenciana, Aragón, Murcia, Extremadura y Castilla y León y retira el apoyo al de Baleares es una bomba que abre una crisis a la derecha de difícil solución. El partido de Abascal ha llegado a la conclusión de que su presencia en ejecutivos con el PP contamina su discurso político de tal modo que es mejor pasar a la oposición y tratar de condicionarlos desde fuera. Abascal no ha aclarado si mantendrán una posición dialogante o si se negarán a apoyar a los gobiernos autonómicos del PP, por lo que se abre un período de máxima incertidumbre. Lo único que está claro es que los acuerdos que se firmaron entonces ahora son papel mojado, por lo que cualquier negociación deberá partir de cero. Un auténtico calvario para el PP.

No deja de ser una buena noticia, sin embargo, que personajes como el vicepresidente de la Generalitat Valenciana, Vicente Barrera, o el vicepresidente castellano-leonés, Juan García-Gallardo, abandonen el cargo y hagan más respirable la atmósfera política, aunque que también pueden envenenar el ambiente desde la oposición. Hay que tener claro que estamos ante una maniobra política de la extrema derecha para poder desmarcarse del PP cara a su electorado, sobre todo después de ver que un activista desconocido como Alvise Pérez era capaz de sacar cerca de un millón de votos en las europeas con un discurso contra los partidos políticos. Y ahora Vox podrá vender a sus electores que ellos no están en política por los cargos ni por las prebendas del poder, sino por los principios. Sobre este populismo antipolítico es muy probable que asistimos a una radicalización aún mayor de Vox.

Se puede pensar que el movimiento de Vox puede beneficiar al PP porque así se deshace de la extrema derecha, pero eso tampoco acaba de ser cierto. Lo que se demuestra, en realidad, es que la apuesta del PP por pactar a los gobiernos autonómicos con Vox ha sido un fracaso, porque ha abocado a estos ejecutivos a la máxima inestabilidad. Ahora bien, Alberto Núñez Feijóo tiene una oportunidad de oro, si quiere, para soltar amarras con la extrema derecha y rechazar a partir de ahora cualquier acuerdo con ellos. Éste sí que sería el cambio que haría creíble su apuesta por la moderación y el diálogo institucional con el PSOE. Pero es difícil que el ala dura del partido que representan a Isabel Díaz Ayuso y José María Aznar le permita romper por completo con Vox, un partido con el que comparten buena parte de su discurso. En todo caso, con este movimiento quien sale reforzado dentro del PP es más Juanma Moreno Bonilla que la propia Ayuso, lo que hace prever que en los próximos días puede haber movimientos en las filas de los populares.

Otra posibilidad, también remota, es que algunos presidentes autonómicos, como el valenciano Carlos Mazón, decidan adelantar las elecciones con la esperanza de obtener una mayoría absoluta. Ésta sería la respuesta lógica a la salida de Vox de los gobiernos, ya que una vez fracasados ​​los gobiernos de coalición habría que dar la palabra a la ciudadanía. Sin embargo, es dudoso que ningún dirigente popular tenga el valor de hacerlo y jugársela a una especie de todo o nada.

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