Gastronomía

La vuelta al mundo por once restaurantes en la frontera entre Girona y Salt

Crece el número de proyectos gastronómicos de familias migradas; el último en abrir ha sido el primer gambiano y senegalés

Amin Boudhen, que hace de encargado, y sus hermanos Anuar y Yaser abrieron la tetería marroquí Moul' Dhen hace dos años en el edificio Urbis de Girona como homenaje a su abuelo.
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Salto / GeronaGirona ha vivido una metamorfosis gastronómica de primer nivel en el Barri Vell desde la pandemia. Quien no haya visitado la ciudad en cinco años se sorprenderá de la cantidad de restaurantes nuevos que se encuentran en la parte antigua. Pero no es el único foco en el que han nacido nuevos proyectos. Los barrios con mayor presencia de migrantes también viven su propia transformación en lo que respecta a la restauración. Con más de un 40% de población de origen extranjero, Salt es un municipio que se caracteriza por su diversidad cultural. Pero es que el barrio de Girona que limita tiene un peso migratorio superior, de casi el 45%. Es Santa Eugenia de Ter, donde en los últimos años ha eclosionado la oferta de restaurantes con cocinas de todo el mundo. Mientras hace unos meses abrió el primer local con cocina de Gambia y Senegal en Salt, justo en la frontera entre los dos municipios se concentra buena parte de la oferta de gastronomía latinoamericana.

El hilo conductor de esta ruta gastronómica es la vía que une Girona con Salt: la calle Santa Eugenia. Saliendo de la estación de tren de Girona, enfilando calle arriba en dirección Salt, encontramos primero un venezolano que nació hace un año (Punt Criollo). A sólo cinco minutos a pie, dos mexicanos regentados por familias hondureñas (Leda's y La Garnacha Tex Mex) en la zona del barrio de la Rodona. Siete minutos más por la misma calle y muy cerca se puede escoger entre un colombiano (Racó Colombià) que acaba de abrir y un hondureño de referencia para la comunidad donde estaba el antiguo restaurante de La Columna (La Baleada). Y ya sólo quedan otros diez minutos para encontrar La Familia, un marroquí con un cuscús excelente que acaba de abrir justo en la frontera entre los dos municipios. Es sólo un ejemplo de este viaje que le proponemos, que da la vuelta al mundo por once restaurantes de Salt y Santa Eugenia.

1.
Venezuela

Punto Criollo nació en un grupo de WhatsApp durante la pandemia y desde hace un año es un restaurante en el parque Central

Plat combinat amb tequeños, empanadas i arepas de Punto Criollo, a Girona.

Calle Obispo Sivilla, 8, Girona

Todo empezó durante la pandemia, como en la mayoría de restaurantes latinoamericanos que han hecho eclosión en los últimos cinco años en el barrio de Santa Eugenia. Tanto Daniel, que era barbero, como Rosi, que trabajaba de camarera, se quedaron sin trabajo y decidieron empezar a vender empanadas y arepas a través de un grupo de WhatsApp con comunidad latinoamericana en Gerona. Habían emigrado de Caracas en el 2017 y fue a finales del 2023 cuando decidieron dar el salto y emprender en el mercado de la hostelería como pareja. "Tuvimos la oportunidad de abrir un local en el parque Central y de momento está funcionando", explica Daniel, que detalla que el principal hit del restaurante siguen siendo las arepas venezolanas, totalmente caseras.

Rosi se quedó sin trabajo durante la pandemia, empezó a cocinar arepas en casa y hace un año abrió el Punt Criollo en el parque Central con su pareja, Daniel.

Las cocina Rosi, como también hacía durante la pandemia, y combina a la carta platos típicos venezolanos para picar, como los tequeños –un aperitivo muy típico realizado con una base de harina de trigo y queso–, con un menú del día de 14,50 euros adaptado a la cocina mediterránea. Comer cuesta alrededor de los 18-20 euros con entrante y plato fuerte, pero hay que tener en cuenta también la variada carta de zumos. Una de las especialidades es el papelón con limón venezolano, una especie de limonada con panela (azúcar de caña) disuelta.

2.
México

El Leda's ya es un clásico, conocido por los margaritas, y La Garnacha Tex Mex va camino de convertirse en él.

Un margarita 'frozen' del restaurant mexicà La Garnacha, al carrer Riu Güell de Girona.

Calle Santa Eugenia, 65 | Calle Riu Güell, 101, Girona

A menos de un minuto de distancia, dos restaurantes familiares mexicanos con propietarios hondureños han situado la zona del Güell en el mapa gastronómico para ofrecer una comida casera y auténtica. El último en abrir después de la pandemia ha sido el restaurante La Garnacha Tex Mex, donde antes había habido otro local de referencia de cocina hondureña, el Blessing (ahora en la calle Barcelona, ​​48) y anteriormente el primer peruano de Girona: Sabor Perú (ahora situado en la calle Barcelona, ​​18). "A las fundadoras del local, las hermanas Carolina y Gabriela Velásquez, les dijeron que estaban locas de abrir un restaurante después de la cóvida, pero al final ha dado buen resultado. Aquí los fines de semana si no haces reserva es complicado tener mesa", explica Samuel Cálix, uno de los camareros.

Han logrado así encontrar una simbiosis entre público autóctono y de origen latinoamericano. Lo mismo ocurre con el Leda's, que además de restaurante tiene un local específico de elaboración de todo tipo de pasteles por encargo. El otro punto en común, además de la comida casera –todas las tortillas las hacen ellos–, son las bebidas: los margaritas frozen y, en el caso de La Garnacha, bebidas clásicas como el mezcalita o el cantarito, que es una mezcla de tequila con zumo de pomelo y salto. "En Cataluña la garnacha es un tipo de uva, pero en México es una palabra para decir: ¿vamos a tapear?" ¿Vamos a garnachear? La idea es que la gente venga a picar y pueda disfrutar de una auténtica comida mexicana", añade Cálix.

3.
Colombia

El Racó Colombià: el restaurante que ha ayudado a una familia colombiana a integrarse en Cataluña

La família propietari del Racó Colombià, al barri de Santa Eugènia de Girona.

Calle de Santa Eugenia, 158, Gerona

Para sentirse como en casa pese a estar fuera de su país, que tuvieron que dejar hace siete años huyendo "de la inseguridad y de las pocas posibilidades de prosperar económicamente", el matrimonio Martínez Ospino y sus dos hijas decidieron abrir El Rincón Colombiano en Girona y ofrecerle una amplia muestra de la gastronomía típica del sano latinoamericano, una sano cocina de sabores sanos, una conocina típica del país latinoamericano. Por un precio medio de 25-30 euros se pueden saborear platos como la safata Paisa, una combinación de arroz, frijoles, huevo, patacón (plátano frito) y diversos tipos de carne, entre otros ingredientes. En la carta tampoco falta el chicharrón con yuca, el pollo broaster con miel, el nachos con carne, las empanadas rellenas de ternera picada o de queso y, de postre, la típica ensalada de frutas, con papaya, mango, fresa y banano, entre otros. "Abrimos el restaurante con cierto miedo, pero en pocos meses ya hemos conseguido una clientela fija, muchos latinos pero también catalanes y extranjeros", dice Stephanie, de 26 años, una de las hijas del matrimonio Martínez Ospino, quien asegura que el restaurante ha ayudado a la familia a "integrarse en Catalunya". El restaurante ofrece también platos para llevar.

4.
Honduras

La Baleada y Blessing: dos de los referentes de la mayor comunidad extranjera de Girona

Ramón Álvarez regenta La Baleada amb tota la seva família hondurenya, on abans hi havia el restaurant La Columna.

Calle de Baix, 40, Gerona

"Me di a conocer en cuatro días", explica riendo Ramón Álvarez desde la barra del restaurante La Baleada. Y es que la inauguración de su primer restaurante, en un pequeño local de la plaza Santa Eugenia (más conocida como plaza del Barco) fue justo cuatro días antes de la orden de confinamiento por cóvido de toda la hostelería. Pero lejos de arruinarles el negocio, Álvarez está convencido de que esa crisis les sirvió para que el negocio funcionara. "Cuando reabrimos, tuvimos un auge increíble: venía gente de todas partes y se montaban unas colas espectaculares para llevarse la comida", exclama.

Fue así como en el 2022 se atrevieron conjuntamente con toda su familia, que trabaja con él, a dar el salto a un local más grande archiconocido en el barrio: donde había habido una brasería emblemática de Santa Eugenia, La Columna. Abren la cocina de las 9 a las 23 h (a cualquier hora se puede comer de la carta) y se han especializado en hacer baleadas, unas tortillas de trigo típicas del norte de Honduras rellenas de frijol rojo y queso. Un gran atractivo para la que desde 2012 es la primera comunidad extranjera de Girona, que con más de 7.500 hondureños se ha convertido en una pequeña Honduras con incluso un viceconsolato. Otro de los restaurantes de referencia es el Blessing, un local grande en la calle Barcelona, ​​48.

5.
Marruecos

Moul'Dhen: una tetería marroquí con suculentos pastelitos y mayoría de público femenino

Els germans propietaris de la teteria marroquina Moul' Dhen, situada als Urbis de Girona.

Paseo de Olot, 43, Girona

Moul'Dhen es una tetería luminosa y diáfana con suculentos pastelitos y nutritivos brunch en la zona de transición multicultural entre Girona y Salt. El nombre es un juego de palabras que significa "señor de la mantequilla". Seguramente es el único local marroquí con mayoría femenina. Amin Boudhen, que hace de encargado, y sus hermanos Anuar y Yaser le abrieron hace dos años en el edificio Urbis como homenaje al abuelo que los crió durante unos años. "Las mujeres marroquíes aquí se sienten cómodas y no se ven juzgadas como en otros locales", explica en un perfecto catalán. Amin comenzó ingeniería mecánica en la Politécnica pero le faltó "presupuesto y concentración". Suena pulpo marroquí. Tienen un 40% de clientes (¡clientes!) marroquíes, un 20% de catalanes y el resto de otras nacionalidades. El plato estrella para el desayuno es el completo (zumo de naranja, té, aceitunas, yogur con muesli y otros pasteles), pero también tiene mucha salida el msemen, una especie de crepe marroquí. No falta el té en la menta, pero también hacen batidos, zumos naturales y cafés. Tienen obrador de pastelería propio.

6.
Gambia y Senegal

Senegambia Fast Food: Salt vuelve a tener un restaurante de cocina subsahariana

Isatou Samura va obrir el passat 1 d'octubre el primer restaurant subsaharià de Salt en molt temps.

Calle Sant Dionís, 45, Salt

En una fecha señalada para los catalanes como es el 1 de octubre, Isatou Samura abrió el Senegambia Fast Food en la calle Sant Dionís de Salt. Gambiana de 37 años, vive en Salt desde hace una década. Es madre de tres hijos de 13, 8 y 3 años, su marido se hace cargo de los niños y ella ha decidido abrir lo que será probablemente el único bar restaurante de cocina africana en Salt –ahora, en el pasado había algún otro–, donde hay un porcentaje importante de la comunidad proveniente de Gambia, Senegal y Camer. "Por ahora estoy satisfecha de cómo me va. A la gente les gusta y no solo tengo clientes subsaharianos, también vienen cada vez más catalanes y marroquíes", explica Samura. Abre a las 10 de la mañana y hasta las 23.30 de la noche tiene abierto, aunque cierra algunas horas durante el día. Toda la comida que sirve es halal y la cocina en el local, donde a ratos tiene un par de chicas que le echan una mano. Ofrece platos como cordero con gambas y patatas fritas, pollo con arroz frito y dorada frita con arroz y legumbres. No sirve alcohol y comer cuesta desde 3 hasta 10 euros. También sirve una bebida a base de jengibre.

7.
Rif

Rif Land Star: comida rifeña en el corazón de Salt

Rif Land Star, menjar rifeny al cor de Salt.

Calle de Torres y Bages, 3, Salt

Mustafa El Bakriouldira abrió la primera carnicería halal de Girona en 1992 y, después de unos años en este gremio, a principios de este siglo decidió pasar al de la restauración. Primero con un local pequeño y desde hace catorce años en la cafetería restaurante Rif Land Star. "En Marruecos este concepto no es habitual, en el restaurante se va a comer y en la cafetería a tomar el té, el café o lo que sea, pero no es como aquí", dice El Bakriouldira. El local es amplio, 400 metros cuadrados, y la pulcritud invita a sentarse a tomar un bocado. La cocina rifeña no es muy diferente a la marroquí, con lo que en la carta hay tagines de pollo, cordero y ternera, cuscus, harira y pollos al ast, según las reseñas de los clientes en las redes, muy sabrosos y bien especiados. Entre la clientela tiene de todo: catalanes, subsaharianos y, por supuesto, magrebíes. "Los Mossos d'Esquadra y la Policía Local de Salt son clientes habituales", añade El Bakriouldira. El coste es de entre 10 y 15 euros, y la facturación se reparte a partes casi iguales entre lo que sirve en el restaurante y lo que lleva a domicilio.

8.
India

Royal Indian Restaurant: una gran terraza y local en el barrio de la Massana

Tres del Raval: El Pachuco, Maharaja i Foni

Calle de la Moreneta, 45, Salt

Salt tiene cuatro grandes barrios: el Vell, la zona entre la calle mayor y la plaza Catalunya, el Veïnat y la Massana. Es en esta última zona de reciente construcción donde se ubica uno de los restaurantes indios de mayor éxito de la zona. El Royal Indian Restaurant consta de un amplio local con una terraza de las mismas dimensiones ideal para ir a comer con niños, ya que muy cerca hay un parque infantil y en verano no da el sol. Aunque inicialmente nació como un restaurante que combinaba la cocina hindú con la mexicana, ahora se ha especializado sólo en la asiática, a un precio competitivo, por debajo de los 20 euros, y con una carta muy amplia.

9.
China

Palacio Dong Xing 2: el buffet libre chino del Espai Gironès

El bufet xinès obert des de fa 20 anys al centre comercial de l'Espai Gironès de Salt.

Centro Comercial Espai Gironès, Salt

Los pocos restaurantes chinos que había en Salt cerraron hace años, pero hay uno que lleva veinte años abierto y que trabaja mucho. Estar ubicado en el centro comercial Espai Gironès, evidentemente, la ayuda –abrió conjuntamente con el centro–, y el concepto de buffet libre probablemente también. En Palau Dong Xing 2 la cocina no es únicamente china, porque también ofrece manjares de la japonesa, como el sushi, y otras cocinas. El local es grande, con capacidad para más de doscientas personas, y pensado para las familias, con entretenimientos para los niños. Los precios para los adultos van desde los 14,25 hasta los 16,85, y para los niños, desde los 7,75 hasta los 8,75. En la entrada un cartel avisa de cuál es la altura máxima de los niños para aplicarle un precio u otro. Entre la clientela hay de todo, principalmente visitantes al centro comercial, y clientes chinos los hay, pero son pocos. El local no es de ninguna cadena o grupo, es de un chino residente en Salt, según explica Renzhe, el encargado que está ahí desde el primer día.

10.
Perú

Sabor Perú y Misky Wasi: la tendencia culinaria que hace furor entre los catalanes

Ceviche de Sabor Perú, a Girona.

Calle Barcelona, ​​81, Gerona | Calle Figuerola, 39, Gerona

Si a Carmen le hubieran dicho hace trece años que la cocina peruana se convertiría en una de las más cotizadas del momento se habría reído. Convencida de los poderes de los ceviches y los arroces de marisco, hace más de una década que esta trujillana –de la "capital de la primavera", como ella dice– abrió un pequeño local en la calle Carme de comida para llevar. A raíz de la pandemia, dio el salto a la zona del Güell, donde ahora se encuentra La Garnacha Tex Mex, y desde hace tres años tiene un restaurante amplio frente a El Corte Inglés, en la calle Barcelona, ​​donde ofrecen también vísperas de música en directo.

Se trata de un proyecto totalmente familiar. Su familia también está en la cocina, donde trabajan de la mano, van renovando los platos y ceviche sigue siendo la estrella. También lo es en Misky Wasi, que Carolina y Eladio abrieron hace seis años y que ha tenido una acogida muy buena. Son los dos únicos restaurantes peruanos de Girona y ofrecen menú del día en torno a los 16 euros, mientras que comer de noche ronda los 20 euros. Todas las bebidas, aguas y postres son caseros.

11.
Siria

Palmira: sabores dulces y salados del mediterráneo oriental

La pastisseria Palmira de Salt.

Paseo de los Países Catalanes, 147, Salt

La pastelería Palmira de Salt abrió hace cuatro años, cuando ya hacía cinco que había otra en el Barri Vell de Girona –que es de los mismos tres socios, uno de ellosAhmad Basal, que llegó como refugiado sirio en el 2015 y que desde hace dos años tiene ya la nacionalidad española–. Se presenta con dulces sirios, pero es algo más que eso. También ofrece comidas saladas, como bocadillos halal, desayunos de huevos fritos, aceitunas y pan marroquí, pizzas pequeñas para comer andando y pastillas. La pastela es un manjar de hojaldre relleno de pollo o pescado mezclado con cebolla, perejil y almendras, una mezcla de dulce y salado con toques de especias. "Ofrecemos sabores del mediterráneo, y en particular del oriental. Somos embajadores de nuestra cultura y desde el principio hemos optado por ingredientes de calidad –explica Ayman Tatari, otro de los socios de la Palmira–. La mejor manera de unir culturas es la comida, y los catalanes son muy abiertos a la hora de la La pastelería tiene una clientela muy diversa. Magrebinos, por supuesto, pero también catalanes y latinos. "A los latinos les gusta mucho lo que ofrecemos", dice Tatari. Los dulces los edulcoran con miel y el precio depende de lo que se pida.

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