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De los zumos de fruta sin fruta a las pastillas para agrandar el pene: viaje al planeta de la publicidad engañosa

Red Bull, New Balance, Kellogg o Burger King son algunas de las marcas que han recurrido a esta práctica sancionable

6 min
Ilustración Enric Ejarque

BarcelonaHace unos meses, un juez aceptó a trámite una demanda colectiva contra Starbucks. ¿El motivo? Varios de sus zumos de fruta carecían de un ingrediente: la fruta. En concreto, los refrescos de mango, maracuyá y azaí no llevan ni mango, ni maracuyá, ni azaí. Esto hizo que los demandantes, el neoyorquino Joan Kominis y el californiano Jason McAllister, asombrados ante el precio de las bebidas de Starbucks, se pusieran las manos en la cabeza y aseguraran que sus engañosos nombres los habían llevado a pagar más de lo que realmente debería costar el producto.

La compañía replicó, con importantes dosis de sangre fría, que el nombre tan solo describe el sabor, y no los ingredientes. El juzgado del distrito de Manhattan John Cronan no compró este argumento y aseguró que, "a diferencia de lo que ocurre con la vainilla", no hay ningún motivo para pensar que un producto de mango, maracuyá o azaí no esté hecho con el propio fruto.

Más cerca de nuestra casa, y más recientemente, también hemos vivido un caso similar. El año pasado, Eroski creó la promoción La cesta que enamora, compuesta por más de 1.000 productos, donde la cadena de supermercados decía proporcionar "un precio más bajo que entre los productos de las mismas características del mercado". Sin embargo, la asociación de consumidores Facua asegura que esto no es verdad. De hecho, se quedan lejos: Facua afirma que “solo uno de cada cuatro artículos de la promoción igualan o mejoran el menor importe al compararlos con otras cadenas”.

El caso está a la espera de lo que decidan los jueces, en lo que es un ámbito lleno de matices pero también de casos surrealistas. Acompañadnos en este viaje al mundo de la publicidad engañosa.

Una bebida sin alas

¿Red Bull te da alas? Evidentemente, no. Sin embargo, el más que conocido eslogan de la marca de bebidas energéticas ha costado una cantidad de dinero considerable a la marca del toro. En 2013, un grupo de personas demandaron a Red Bull por publicidad engañosa. Los demandantes, obviamente, no se quejaban de la literalidad de la frase, sino que aseguraban que el lema daba a entender que la bebida podía mejorar tu concentración, velocidad de reacción o rendimiento deportivo. Pero la verdad es que no había nada que indicara que esto fuera así. Por eso, la compañía acordó pagar 13 millones de dólares a los afectados para cerrar el caso y evitar ir a juicio.

Red Bull, sin embargo, no aprendió la lección y siguió emitiendo anuncios con su característico eslogan. Esto hizo que, seis años más tarde, un grupo de canadienses decidiera sacar adelante una demanda idéntica en su país. Esta vez, los afectados no se llevarían tan jugosa compensación, pero la compañía acordó pagar 10 dólares a cada uno —850.000 en total.

Las zapatillas (no) saludables

A finales del 2010, New Balance lanzaba unas zapatillas que prometían revolucionar el mercado: nada menos aseguraban haber creado unos zapatos tonificadores que ayudaban a quemar más calorías al caminar. En su página web decían que las truebalance, nombre con el que bautizaron las supertenis, utilizaban “una tecnología de equilibrio oculta” que fomentaba “la activación del músculo en los glúteos y en el muslo”. En concreto, la marca llegó a asegurar que las zapatillas incrementaban la activación muscular en un 27% y la quema de calorías en un 10%.

La revolucionaria tecnología de truebalance no tardó en ser desmentida. De hecho, no les bastó con ello. En el informe de la demanda colectiva que un grupo de ciudadanos americanos interpusieron, había distintos estudios que no solo demostraban que no eran tonificadoras, sino que, además, aseguraban que podían provocar lesiones. El caso se cerró en los despachos y se desconocen las cifras del acuerdo.

Las mil vidas de unos huevos vaginales

La actriz Gwyneth Paltrow ya hace años que decidió ir dejando las cámaras para centrarse en su faceta de empresaria. Con sus productos, intenta convertirse en un referente de la vida saludable y la introspección con uno mismo. Sin embargo, esto le ha traído bastantes problemas. En 2018, Paltrow puso a la venta unos huevos vaginales hechos de piedras que aseguraban tener unos efectos que realmente no tenían. "Regula el ciclo menstrual", "equilibra las hormonas" y "hace aumentar el control de la vejiga", se decía en la página web de su empresa (Goop). Estos supuestos beneficios, como era de imaginar, no eran reales.

Al enterarse, el grupo de trabajo de los alimentos, los medicamentos y los dispositivos médicos (FDA) de California denunciaron a la actriz por publicidad engañosa. El engaño le costó a la estrella de Hollywood un total de 145.000 dólares. Como curiosidad, hoy en día los huevos todavía continúan a la venta, aunque con unos beneficios distintos. Según la descripción del producto en la página web de Goop, los huevos de Yoni favorecen el "trabajo energético" y "la curación de cristales". El manual de uso también es sencillo: “inserta el óvulo en la vagina y siente la conexión con tu cuerpo apretándolo y soltándolo”.

¿El tamaño importa?

En 2009 aterrizaba en el mercado americano un producto sorprendente: ExtenZe, un suplemento nutricional que, según aseguraba, “agrandaría el miembro masculino”. La farmacéutica que lo lanzó, BIOTAB Nutraceuticals, además, decidió no escatimar recursos. ExtenZe se convirtió en el principal patrocinador del piloto Kevin Conway, una estrella del automovilismo americano, y de la propia NASCAR, una de las competiciones de coches más relevantes del mundo. Además, lanzaron distintos anuncios de televisión con protagonistas como Jimmy Johnson, que era el entrenador del equipo de fútbol americano Dallas Cowboys, o Ron Jeremy, mítica estrella del porno.

Pero lo cierto es que las pastillas no conseguían hacer crecer el tamaño de los penes y, en cualquier caso, ni de lejos conseguían aumentar su tamaño en un 27%, tal y como aseguraban. Por este motivo, en 2010 la empresa tuvo que pagar 6 millones de dólares para resolver una demanda colectiva por publicidad engañosa. Sin embargo, esta no sería la última vez que ExtenZe se encontraría con problemas ante las autoridades. Ocho años más tarde, la FDA los tuvo bajo su radar después de encontrar sildenafilo, el ingrediente activo de la Viagra, en un lote de sus pastillas.

Expectativa y realidad

A veces, el tamaño sí importa. O, al menos, esto aseguran los clientes de Burger King. Durante agosto de ese año, la multinacional de las hamburguesas recibió una demanda en la que sus clientes se quejaban de que el tamaño de la hamburguesa Whopper no era el mismo en las fotografías que en la realidad. Burger King tuvo que emitir un comunicado explicando que había sido un error ocurrido solo en determinados locales.

Unos cereales mágicos

"Un estudio clínico ha demostrado que los niños que desayunan abundantemente los cereales Frosted Mini-Wheats mejorarán su atención en casi un 20%". Esta voz en off se escuchó en una serie de anuncios de la marca Kellogg's entre 2008 y 2009. Esto caló en la población americana y fueron muchos los que se creyeron los superefectos de los cereales. Pero la realidad era del todo diferente. Es verdad que la compañía alimentaria realizó un estudio sobre los efectos de los cereales en los niños; sin embargo, el resultado era totalmente opuesto a lo que decía el anuncio: la mitad de los niños no vivieron ninguna mejora y solo uno de cada siete obtuvo un aumento del 18% de su atención. Kellogg's tuvo que pagar 4 millones de dólares para recompensar a los afectados.

La empresa tampoco aprendió de sus errores y en el 2016 cometió uno similar en las pantallas españolas. Kellogg's emitió diferentes anuncios en los que aseguraba que sus productos tenían propiedades beneficiosas para la salud de los niños, sin tener ningún tipo de estudio que lo demostrara. Esta afirmación llevó a la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) a sancionarlos con una multa de 3 millones de euros.

La publicidad, ¿un género de ficción?

En nuestro país existen diferentes entidades que nos protegen ante la publicidad engañosa, como Autocontrol o el Consell de l'Audiovisual de Catalunya (CAC). ¿Pero cuáles son los límites que delimitan la hipérbole aceptada del engaño? La doctora en Publicidad y Relaciones Públicas, escritora y profesora de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna Eva Santana explica al Emprenem que la regulación es clara: “No pueden engañar, ni por lo que dicen, ni por lo que no dicen, ni por lo que enseñan”.

Sin embargo, Santana afirma que la publicidad es “un género de ficción” y, como tal, debe dejar margen a la imaginación. Es por este motivo que la experta se queja de que España "es muy dura" ante los engaños e, incluso, considera que "el público se ha vuelto muy tiquismiquis", sobre todo en los casos en los que se considera que un anuncio atenta contra la dignidad de las personas, pero esto daría para otro artículo.

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