El dolor de lengua persiste
06/01/2025
1 min

Después de las cosas normales que creo que toca hacer cada día, cada hora, como hacer el desayuno, ir a paseo, le digo que hablar catalán, o entenderlo, es normal y, encuentro, deseable. Y me dice que no. Que no, que no. Que si una lengua no se habla es como una ballena que embarranca. Un accidente. Habrá más peces que tengan oportunidades. Si algo se extingue, quizás era necesario. Ésta es la gran cuestión. ¿Es necesario o no es necesario preservar lo que nos deja? ¿Eh? ¿Es necesario aguantar ballenas y lenguas o hay que dejar perder ballenas y lenguas? ¿Qué nos hará más humanos o lo que nos hará menos humanos?

Y él (que pueden ser ellos) me dice que si la lengua no se habla es porque no se quiere hablar y, por tanto, hay que condenarla a la muerte. ¿Y qué? También se han muerto crustáceos y libros y nada ha pasado. Pero le digo que no, que no. Que sí ocurre. Y no me cree. Y me dice que muchas cosas han muerto a lo largo de los siglos. Por dejadez, civilidad, barbarie e intolerancia. Muchas cosas han muerto, y se puede morir una lengua. Por supuesto que sí. Pero yo digo que no. Y que yo seré la pesadilla de quienes lo pretendan. Yo seré su pesadilla, su gran pesadilla. Quien no le deje dormir. Porque sí, porque quiero. Yo –y espero que vosotros– seré su pesadilla.

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