Christine Lagarde.
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Y vendrá la quinta.

Desde que, en junio, el BCE emprendió el primer giro en su política monetaria de tipos del euro, llevamos cuatro bajadas. Las comparecencias de Christine Lagarde, y de cualquiera de sus predecesores en la presidencia de nuestro banco central. comunitario, son siempre interesantes y ayudan a resumir lo más relevante del panorama económico y geopolítico del momento.

La inflación está dejando ya de ser un problema en Europa. Si bien este otoño ha habido un repunte, ya estaba previsto, y todas las previsiones apuntan a que la inflación rozará el 2% en 2025, especialmente la subyacente. Ya he dicho en esta columna en repetidas ocasiones que la inflación no se ha moderado por la subida de los intereses –casi no ha habido tiempo–, sino porque tenía unas causas muy específicas, vinculadas a los costes ya la oferta de productos y servicios. No era una inflación de demanda. La economía no estaba recalentada.

En Europa existen en estos momentos cinco grandes retos: Trump, la guerra con Rusia, la política energética, el crecimiento económico y la extrema derecha antieuropea. Y los cinco están estrechamente relacionados entre sí. La victoria de Trump afectará a Europa en dos frentes: en el comercio internacional y en la OTAN, así como las contribuciones de Estados Unidos para que Ucrania resista. La llegada de Trump obligará a tratar de llegar a un acuerdo de paz con Rusia. A ésta también le interesa. La guerra comienza a pasarle factura en muchos frentes. Como muestra, la caída, en apenas una semana, del régimen sirio. Rusia ya no tenía recursos para secundarlos.

Una paz con Rusia devolvería cierta tranquilidad a los mercados energéticos, especialmente el del gas, del que depende tanto la Unión Europea. La descarbonización llegará y, sea mediante renovables sea con energía nuclear, acabaremos por ser independientes del gas. Pero, de momento, no lo somos. Esto requerirá una década, al menos.

Estos tres frentes ayudarían a la inflación, podríamos quitar dinero de la guerra, reducir el porcentaje de gasto militar y mejorar la capacidad de crecimiento económico, que está muy mermada en Alemania y Francia. El crecimiento económico y la estabilidad de precios se traducen en un empleo más robusto y esto lleva la paz social y quita combustible, nunca mejor dicho, a los populismos de derechas.

Con Trump a punto de tomar posesión del cargo, Europa necesita calma en el continente. Por eso habrá una quinta bajada.

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