Todos los bellísimos adolescentes han visto a la chica de las piernas
Todos los adolescentes de mi alrededor han visto el documental del festival de música Supernova, que en siete de octubre del 2023 fue atacado por terroristas de Hamás, en una acción coordinada en la Franja de Gaza. El documental es el relato de los supervivientes (jóvenes y guapos, con ganas de juerga, como ellos) que se ilustra con las imágenes de los teléfonos móviles de víctimas y verdugos. Un verdugo que se ríe mientras dispara a un chico que suplica. Una chica escondida en un contenedor que pide perdón a su madre por hacerla sufrir así. Todos parecen "laicos".
"Mamá, todo el mundo ha visto el vídeo de la chica de las piernas en X", dijo una de estas adolescentes a su madre. Su madre, que vio la película con ella, se estremeció de horror. La "chica de las piernas" es una chica que baila, feliz y preciosa, en el festival. A ésta no la matan, de momento, la secuestran. La vemos en un camión, en ropa interior, con estas piernas desgarbadas, como de algodón, dobladas más abajo de la rodilla de una manera terrible que te hace comprender que se las han roto y se la llevan y la violarán. En el mismo documental, una superviviente dice: "Corrí porque prefería que me mataran corriendo que no que me violaran". Hay otra que llora mientras se la llevan, como un animalito asustado.
Puedes hablar con estos adolescentes y explicar que Israel mata de hambre a los palestinos en Gaza, que masacraron a un equipo médico, identificadísimo, no hace mucho. Da igual. La banal manera de matar y violar de estos animales, su alegría, llena de risas bóvidas, al torturar, hace que la mayoría de adolescentes haya tomado partido. No por Israel, no por Palestina. Por la no religión y por la no violencia. Odian profundamente lo que suponga fanatismo religioso y, por extensión, cualquier signo externo de religión, sobre todo si afecta a las mujeres. No tengo ninguna solución, ni ningún consejo, ni siquiera ningún pronóstico. Constato que votarán en las próximas elecciones. Constato y basta que ellos y ellas (y ellis) no toleran ningún signo externo religioso si, como suele ocurrir, sólo tapa a las mujeres.