Cálculos y monstruos

Sede del Banco Sabadell. Foto: BANCO SABADELL
10/09/2025
Periodista
2 min

Ya ha empezado a jugarse silenciosamente en los bolsillos de varios miles de catalanes la última mano de la partida de la opa del BBVA al Sabadell, y ahora que ya solo faltan cuatro semanas para saber cómo termina la historia, el presidente del BBVA, Carlos Torres, continúa su incansable política de comunicación en Catalunya. Normal: es la segunda vez que intenta la fusión, y estos tipos de pulsos siempre acaban teniendo un componente de éxito o de fracaso personal que en este caso también afecta a Josep Oliu, como jefe de la parte contraria, y que obligan a poner toda la carne en el asador.

En la entrevista que le publicamos este lunes, Torres se defendía del argumento de que la oferta era baja con el dato de que precisamente la opa era la que había hecho subir la acción del banco catalán mucho más de lo que habían subido la banca española y la europea en general en el mismo periodo, y luego pretendía crear inquietud con el vaticinio de que si la opa no sale las acciones del Sabadell pueden caer.

Como esto va de dinero, seguro que los grandes inversores decidirán si van al canje de títulos a partir puramente de su interés racional, que poco tiene que ver con catalanidades o españolidades (como se comprobó en octubre del 2017), pero entre los minoristas catalanes las cosas son distintas. La publicidad del monstruo conectó en un lugar bastante más profundo que el bolsillo, no solo entre los accionistas, sino en buena parte de la sociedad, por no hablar del incentivo que significa mantener una marca propia y no aumentar más la concentración bancaria que suele castigar la competencia en detrimento del cliente. Como tantas otras cosas de nuestro país, está siendo algo más que una opa.

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