12/08/2021
2 min

Si algo nos han enseñado las redes sociales, y especialmente Twitter, es que hoy, más que en ninguna otra época, hay que tener vista —tenir pipella, diríamos también en Mallorca— a la hora de escoger las palabras que empleamos. Por encima del qué se quiere comunicar, está el cómo se expresa: una tarea particularmente desafiante cuando hay que sintetizar hasta los doscientos ochenta caracteres que exige el tuit. 

En este sentido, el hecho que el diputado de Junts per Catalunya Joan Canadell defienda la ampliación del aeropuerto de El Prat es muy legítimo, se comparta o no su punto de vista. Aun así, los argumentos empleados para justificarla —afirmar que la ampliación del aeropuerto se habrá "amortizado" antes de quedar inundada como consecuencia del cambio climático— reflejan, como mínimo, una importante dejadez estética; una carencia de empatía y de sensibilidad hacia la cuestión climática que, encima, se verbaliza en un momento en que solo se habla de esto; una concepción tan capitalista de la sostenibilidad que, además de éticamente cuestionable, es esencialmente torpe, incluso cínica. 

Y es que el pragmatismo puede ser útil, a veces, pero en un mundo interconectado como nuestro —ahora más que nunca nos hemos dado cuenta que cualquier acción individual puede tener consecuencias globales—, el hecho de reducir la emergencia climática que amenaza al planeta a un anexo del plan de empresa, al último apunte de una clase de economía, no solo evidencia las prioridades de Canadell, sino también, y sobre todo, su poca vista. Para acabarlo de rematar, los tuits de Canadell defendiendo la ampliación de El Prat citan el experto en cambio climático que Canadell habría consultado para poner metros, fechas y cálculos a la catástrofe, así que el diputado no podrá aferrarse a una de las ventajas de meter la pata en Twitter: alegar que el tuit fue hecho rápidamente y desde la inconsciencia.

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