Una capa, un arco y algo de buen tiempo

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Arc de Sant Martí ayer desde el Santuari dels Munts, en Sant Agustí de Lluçanès. JOSEP MARTÍNEZ

Mañana es San Martín. Un santo importante. ¿Cuántas iglesias le están dedicadas a Cataluña ya todo el mundo? Un sinfín. Y quién era ese san Martín, que fue obispo de Tours, que antes fue soldado al servicio del emperador Constantino, que se convirtió al cristianismo, que fundó con Hilari de Poitiers el primer monasterio de Europa…

San Martín está relacionado con el buen tiempo. Con el confort del buen tiempo. Todo viene de lo de la capa. O de la media capa, por decirlo mejor. Dice que Martí, en Amiens, se encontró a un pobre que se moría de frío. Martí cogió su capa, la partió por la mitad y dio media al pobre. Cuando yo era joven siempre pensaba que Martí era un tacaño, que debía haberle dado toda. Pero, claro, pensé, ya algo mayor, si se la hubiera dado toda, él habría muerto de frío. Las capas militares romanas debían de ser muy grandes y las había para dos. Martí cortando la capa es el gesto que se ha hecho famoso en toda la iconografía medieval del santo. Más adelante leí no sé dónde sólo le dio media capa al pobre porque la mitad de la capa era del ejército romano, no era suya, no podía disponer de ella. No sé si es verdad, porque, la verdad, no acabo de entender esta propiedad del ejército sobre media capa.

Martí se había convertido al cristianismo. Era un soldado romano cristiano. Y cuando dio la media capa al pobre le dijo que lo hacía en nombre de Cristo. Entonces, la tormenta de viento y nieve que había se detuvo. En el cielo se abrió un gran claro y apareció un arco de todos los colores. Por eso, los catalanes, del arco iris lo llamamos arco iris. La capa que abriga, la caridad que hace marchar el mal tiempo y trae bonanza, anunciada por el arco protector, son señales de confort. Sant Martí es el patrón del confort. Y aún hay más, el veranillo. San Martín se celebra el día once de noviembre, tal y como mañana, que fue el día de su funeral. El clima debió amansarse unos días y lo siguió haciendo cada año. A estos días de bonanza, de solito arrullador en medio de las nieblas y las rufoladas, la gente llamó el veranillo de Sant Martí. Más confort, pues. Y como Martí rima con vino y pino, pues se empezó a decir: “Por San Martín, mata al cerdo y empieza el vino”. Y también “Por Sant Martí la piña cae del pino”. Más confort. Vino novato y las calorías del cerdo, grasa, bulls y butifarras, tocino a raudales, carne de perol. Y los piñones deliciosos de postre.

Josep Pla dice en algún lugar de sus innumerables páginas que los refranes que riman no suelen ser verdad. Que se han hecho populares porque riman. Sólo de los que no riman puedes fiarte. Dentro de éstos hay uno que también guarda relación con nuestro santo. "A cada cerdo le llega su San Martín". Éste es verdad porque no rima. Y nos conforta si lo leemos sobre todo en sentido metafórico. Porque en el mundo, aparte de los animales deliciosos que se comen, hay cerdos de todo tipo, dictadores, criminales, traficantes de droga y de armas…

San Martín, antes de ser obispo, era soldado, hacía la guerra. Lo que nunca se ha dejado de hacer. Podría haber un refrán que dijera: "Por San Martín, haz la guerra a tu vecino". Aunque rime, sería verdad porque estamos rodeados de guerras. Israel contra Palestina, Rusia contra Ucrania, Turquía y Azerbaiyán contra Armenia. Pero quizás todo esto pediría otro refrán: “Por San Martín, masacra a tu vecino”.

A mí, de Sant Martí, me gusta sobre todo el veranillo. Al gran poeta y novelista ruso Borís Pasternak también le gustaba el veranillo de Sant Martí. Le dedicó un poema muy bonito que un día traduje, yo, que no sé ruso. Me gustó tanto ese poema que tuve la necesidad de hacérmelo mío, de escribirlo en mi lengua. En honor de San Martín, de su veranillo, de Boris Pasternak, copio aquí un par de estrofas, la primera y la última, de mi traducción: "Las hojas de grosella son de una tela basta. / Dentro de casa tintin carcajadas y cristales, / mientras se trincha, se salpimienta, se marina, se fermenta, / se abona con clavos de especia y se prepara salmuera.// La valla del jardín se ha deslizado, y se pasa / camino allá, fácilmente, en el corazón del abedul. / En casa, las risas y el feinear resuenan. / Hay el mismo trafeo allí, a lo lejos".

El otoño se palpa y la agitación doméstica ayuda. Hay que prepararse para el invierno, y en las casas se elaboran conservas y confituras. Cuando haga frío, tendremos su confort.

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