Catalunya, en primera línea de la batalla mundial contra el cáncer

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Imagen de archivo del Valle de Hebrón

Barcelona"Estan pasando muchas cosas y todas a la vez". Esta frase de Josep Tabernero, director del Instituto de Oncología Vall d'Hebron, resume a la perfección el estado actual de la batalla contra el cáncer a nivel mundial. Los últimos 20 años se ha producido una revolución farmacológica que ha multiplicado de manera exponencial las vías para tratar esta enfermedad y que ahora, en el inicio de la tercera década del siglo XX, está dando resultados muy esperanzadores. Las tres vías de investigación que han cambiado el panorama de manera radical son la llamada medicina de precisión, que busca obtener moléculas lo máximo de personalizadas posibles para atacar los tumores; la inmunoterapia, y el estudio del proceso de metástasis. En todos esta campos hay decenas de proyectos de investigación en marcha, muchos de los cuales en Catalunya, que es una potencia en este campo a nivel internacional.

Personas como el propio Tabernero, pero también el recientemente desaparecido Josep Baselga o Joan Massagué, al que entrevistamos en el dosier especial de este domingo, son referentes en la lucha contra el cáncer reconocidos en todo el mundo. Detrás suyo, sin embargo, hay equipos de investigación multidisciplinares y multinacionales que desde Barcelona lideran algunos de los estudios con pacientes más prometedores. Esto permite pequeños milagros como el de Ester Pallisa, una médica catalana que gracias a tratamientos experimentales ha podido disfrutar de años de buena calidad de vida, tal como explica ella misma. Y todo, además, desde la sanidad pública.

Además del Vall d'Hebron hay centros punteros en la lucha contra el cáncer como el Idibell, el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, donde hay un grupo de inmunoterapia en cáncer, o el Idibaps, el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer. Y, como no, los servicios oncológicos de hospitales tan reconocidos como el Clínico, el Vall d'Hebron, el de Sant Pau u otros. De hecho, muchos de los últimos fármacos aprobados a nivel europeo contra el cáncer se han ensayado antes en Catalunya. Todo ello es uno de los factores de marca del país que acaba provocando que cada vez más investigadores elijan Catalunya para llevar a cabo sus carreras profesionales.

En momentos en los que se habla de una supuesta "decadencia" catalana es bueno subrayar las potencialidades del país no para construir un discurso complaciente, ni mucho menos, sino también para presionar a las administraciones a que no podemos perder fuelle en sectores donde Catalunya ya es puntera y que, como en este caso, se dibuja como uno de los grandes polos de crecimiento económico del futuro más inmediato. Todo esto sin olvidar que el objetivo último de todas estas investigaciones es salvar el máximo número de vidas posibles y mejorar la calidad de vida de los enfermos. La victoria de los humanos contra el cáncer está todavía lejos, pero sí que es cierto que nunca antes había habido tantas puertas abiertas, tantos enfoques científicos posibles y tratamientos disponibles. Y, por lo tanto, cada día podemos ser algo más optimistas.

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