2 min

Cerramos una semana de celebración para las grandes tecnológicas. En un ejercicio de exhibicionismo de cara a los inversores, las GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon) se han coordinado en goteo diario para anunciar las ganancias del primer trimestre. Sabíamos que la situación derivada de la pandemia era la tormenta perfecta para una digitalización obligatoria y acelerada, pero siguen superando expectativas. A pesar de que, en finanzas, hecha la previsión hecha la trampa, la bonanza no para y van sacando caja en cifras de dos en dos.  

Fijémonos en los datos de Google: entre enero y marzo de 2021 sus ingresos han crecido un 34%. Vale la pena recordar que fue la empresa que inició la economía de los datos a principios de siglo cuando se diluyó la burbuja de las puntcom. Veinte años después sigue marcando el camino y ofreciendo soluciones para todos los sectores. La línea de negocio más próspera es la “nube”: en meses han conseguido acelerar la adopción que habría costado 5 años, tanto en el sector público como en el privado, con un fuerte énfasis en los sistemas educativos. Aproximadamente un tercio del norte global vivimos colgando de la nube.

En su marco, innovar es anticipar necesidades básicas entre las grandes cantidades de datos con las que trabajan y llegar antes que nadie a una solución vistosa, económica y fácil de utilizar. A cada fase de la pandemia han corrido para ofrecer soluciones de diagnóstico, prevención y ahora de logística para apoyar en la distribución de las vacunas y gestionar las campañas de vacunación de muchos países. Y no es la primera vez: hace más de una década ya estuvieron experimentando con el proyecto Google Flu Trends, en el que usaban las búsquedas de síntomas para predecir el comportamiento de los virus de la gripe y de la gripe A. Pararon el proyecto por carencia de precisión y siguieron mejorando los algoritmos. Los últimos tests afirman que en los EE.UU. pueden predecir brotes de covid con una semana de antelación.

La conveniencia es precisamente el argumento que hace caer rendido al sector público. Personas con posiciones clave y la llave de los presupuestos son ahora el blanco de las metáforas tecnológicas. Acaban comprándolas bajo los efectos de la seducción y la presión del cortoplacismo, en lugar de definir los propósitos y las condiciones de la innovación, alineadas con los retos fundamentales. 

Optar por monopolios avaros y desbocados es un problema de mercado pero sobre todo de derechos y libertades. Existen alternativas a las big tech pero son difíciles de encontrar si nole echas esfuerzo y ganas. Buena parte surgen en Francia y Alemania y la vía continental responde a una estrategia de soberanía digital que permita emanciparnos de las nubes forasteras y a la vez crear un mercado de alternativas reales. Uno de los proyectos prometedores es GaiaX, en fase de pruebas. Esta plataforma de cloud europeo alojará varios servicios e infraestructuras digitales en los que se incentivará la competencia. Si vivimos colgando de la nube, al menos que podamos escoger de cuál. Y puestos a pedir, si es cooperativo todavía mejor.

Liliana Arroyo Moliner es doctora en sociología, experta en transformación digital e impacto social en Esade

stats