En la comisión de expertos de Enseñanza

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Alumnos leyendo en grupo en una escuela de San Sadurní de Anoia en una imagen de archivo.

Una buena noticia para empezar este 2024 es que el Gobierno ya haya escogido la mayoría de los expertos que deben presentar medidas para dar la vuelta a la situación de la enseñanza tras los malos resultados obtenidos por Cataluña en el informe PISA.

Es verdad que vamos tarde, desoladoramente tarde, como también nos ocurre con la sequía o las renovables (no aprendemos a avanzarnos ni siquiera a los problemas que sabemos que acabaremos teniendo), pero es una buena noticia sentir que ya estamos encima.

Deseo que los expertos sean conscientes de la fuerza que tienen y que la utilicen. La comisión que integran la pactaron el Gobierno y la oposición en una rara demostración de sentido de país. Haymomentumeducativo, político y social para aplicar las propuestas que determinen. Que no se arruguen ni en el diagnóstico ni en el tratamiento, por dolorosos que sean, y no sólo ante el Gobierno sino ante intereses corporativos, porque aquí el único interés es el de los alumnos. Que entren a revolverlo aunque nos pongan a todos, al Gobierno, los maestros, las familias y los alumnos, ante nuestras responsabilidades.

El problema de la enseñanza es, en el fondo, un problema de respeto . Del respeto que la escuela le merece a la sociedad, es decir, el respeto que sentimos por el conocimiento y su transmisión, el respeto que merecen los maestros, los compañeros de clase, los jóvenes que no votan pero que son el futuro del país. El respeto que merece la curiosidad, el esfuerzo, el trabajo bien hecho, el leer y el escribir, el cálculo, la cultura, la urbanidad, los buenos hábitos, la responsabilidad, el tener la cabeza clara, la excelencia. lencia. Si otros países salen adelante, nosotros también deberíamos poder.

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