De compras por el 'territorio'
A todo el mundo, y muy especialmente al presidente del BBVA, Carlos Torres, le quedará la duda de saber si la abrumadora fidelidad a la marca demostrada por los propietarios del Banc Sabadell se habría mantenido igual en caso de haber hecho una mejor oferta. Si el negocio no tiene entrañas, era necesario convencer por precio. Y si para un montón de pequeños accionistas individuales el nombre Sabadell todavía representaba algo que valía la pena defender, había que convencer por precio y ganando los corazones.
Pero para tener empatía hay que entender bien la naturaleza del bien que vas a comprar y la personalidad y circunstancias del comprador, y por el tono usado por BBVA parecía como si se tratara sólo de un banco español comprando otro. El discurso racional de Torres cuando venía al territoriomostraba que o no le habían informado bien o no había escuchado lo suficiente para salvar la distancia cultural de un hecho diferencial con la carrocería abollada pero que se mantiene vivo, aunque sea en fase boomer resistencial, y que ahora ha ido a manifestarse, ve qué ironía, en forma de no venderse las acciones de un banco.
En estas circunstancias, la campaña publicitaria más insistente a la que hemos sido sometidos en muchos años ha acabado tomando la dirección de un boomerang. Quizás también era necesario contar con lo que alguien muy conocedor de los personajes del drama me comentó, que es que, a partir del verano, la operación entró en la fase de la batalla de los egos. Ayer todos le pedían al Sabadell que respondiese al apoyo que ha recibido con servicio a la economía de los particulares y las empresas catalanas. Después de todo lo que ha pasado, es lo mínimo que puede hacer.
