La década perdida

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Tengo que enviar esta columna cuando todavía no sabemos el resultado de las elecciones del 14 de febrero. La verdad es que hay una cosa más importante que el partido ganador o la coalición que finalmente se produzca para formar gobierno.

Y es que con el Procés llevamos diez años prácticamente perdidos a nivel económico como país. Y me refiero a nuestra querida Catalunya. En estos diez años hemos perdido empresas, Madrid nos ha sobrepasado en dimensión económica, nuestra capacidad de influencia en Europa es casi nula, las afecciones y relaciones con el resto de España se han erosionado, y la fractura social y el enfrentamiento entre dos mitades de catalanes todavía se respira en el ambiente. Incluso el mismo independentismo quedó fraccionado por una mala gestión del Procés.

Sinceramente, hemos llegado a un punto en el que uno piensa que da igual quién gobierne. La sensación de la ciudadanía, independentistas y no independentistas, es que hemos sido utilizados, que hemos sido, una vez más, un instrumento al servicio de la lucha de poder de los partidos.

Sabéis que escribo poco de política. Y también que siempre he sido muy respetuoso con la consulta y la reivindicación de un referéndum en Catalunya. Pero también me indigné mucho con cómo se hicieron las cosas, y diez años más tarde todavía estamos sufriendo las consecuencias. Ahora las prioridades son otras. Esta maldita pandemia y la crisis económica que tenemos que superar son más importantes que nada porque la prioridad es asegurar la salud y el bienestar de todo el mundo.

Así que, gobierne quien gobierne, gane quien gane, tendrá que tener sentido de país, porque sea cual sea el proyecto político Catalunya y los catalanes no nos podemos permitir otra década perdida. Somos un país emprendedor, luchador, creativo, imaginativo, trabajador y serio. Pocos lugares hay en el mundo como este país soñador y realista a la vez. De gente de buena fe, pacífica, pero firme.

Esperemos que el ganador y el próximo gobierno pongan el lugar en el que Catalunya merece estar por delante de los intereses personales.

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