Basura fuera de los contenedores en el barrio del Raval
01/07/2025
Periodista
2 min

He seguido desde Barcelona el malestar que existe en Girona por el sistema de recogida de basura que puso en marcha el Ayuntamiento y que ahora el alcalde Salellas ha rectificado en parte, viendo que muchos vecinos acababan tirando la basura cualquier día en cualquier contenedor o junto a cualquier contenedor. En algunos distritos de Barcelona ocurrió lo mismo, tiempo atrás.

Entiendo a la gente. No todo el mundo tiene el espacio para acumular la basura en casa hasta que toca el día de tirarla, ni todo el mundo tiene la vida y la agenda tan disponibles para no fallar ni un día en la cita con el contenedor de cada cosa a partir de una especie de sudoku municipal.

Y entiendo al alcalde ya todos los alcaldes que creen que la gente debería ser más limpia y más corresponsable de la limpieza de las calles. Yo también lo creo. Nos hemos acostumbrado a que haya una mano invisible que vaya detrás de nosotros recogiendo lo que tiramos de cualquier manera, en un momento de la sociedad de consumo en la que producimos una cantidad enorme de desechos y no nos sentimos concernidos por lo que pase más allá de la alfombra de la república independiente de nuestra casa.

Luego hay propietarios de restaurantes, o encargados de supermercados, o albañiles que no habrán dado nunca una instrucción a sus trabajadores de qué deben hacer con las cajas o los inodoros, porque les ves que ni saben dónde van; la cuestión es quitárselos de encima enseguida, que ya se lo llevará alguien. Son estos desechos, los que habría que atacar, pero como ya hace años que las guardias urbanas no patrullan a pie y no hablan con nadie, y todo se vigila a distancia, la sensación en torno a los contenedores es de impunidad, por lo que se transforman en vertederos. Cuando no son urinarios. Pero éste es otro problema.

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