¿Tú de dónde eres?

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Comunicar en positivo

Mi algoritmo en X, o, mejor dicho, el algoritmo que X tiene para mí, se ha dado cuenta de que me interesan los mensajes sobre el uso del catalán, porque no deja de presentarme horripilantes testigos de afectados por personal de atención telefónica que llaman para venderte una tarifa y acaban vendiéndote una bandera con el águila, diálogos para besugos con camareros del cafè amb llet y el cafè amb gel, y otros recurrentes episodios lingüísticonacionales.

Son historias reales, pero la realidad de las redes es tan amplificadora como fragmentada. Yo podría explicar la conversación del pasado jueves con un joven taxista de origen familiar asiático que hablaba un catalán fluido y con un acento nativo (qué oído, el suyo, y qué maestros tan buenos), o cómo anteayer improvisamos una clase práctica de números en catalán con un repartidor de paquetes cuando me pidió las cifras del DNI, (“¿cómo se dice ocho?”) y que acabó con una sonrisa y un “estoy aprendiendo, adiós”. Volvamos a decirlo: mientras el catalán no sea igual de obligatorio que el castellano vivimos en inferioridad legal, que se suma a otras poderosas inferioridades.

Pero la realidad también es la de Mohamed El Amrani, que el lunes por la noche subió al escenario del Palau de la Música a recoger el premio Ràdio Associació en la categoría de Inclusión por el programa que dirige y presenta en Ràdio 4, D'on ets tu? El programa se llama así porque esta es la pregunta que siempre hacemos a los que vemos que han venido de lejos y que, por cierto, cuando contestan que son de aquí, la repregunta es "no, no, de dónde eres de verdad". Y la verdad es que son de aquí. La práctica diaria del catalanohablante es dura, pero seamos conscientes de que hay decenas de miles de nuevos catalanohablantes, y más que los habrá si somos consecuentes con nuestra santa indignación digital y el Govern pone la lengua en el centro de las políticas públicas.

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