Enrique venga a su madre

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La entrevista de Oprah Winfrey a los duques de Sussex.

El domingo al atardecer -nuestro lunes de madrugada- la CBS emitió la entrevista que Oprah Winfrey grabó hace días con el príncipe Enrique y su mujer, la actriz Meghan Markle. Los grandes titulares de la conversación se han podido seguir a través de las noticias. La entrevista, sin embargo, tiene un subtexto muy potente que sirve para entender el porqué de esta exclusiva, que no hace otra cosa que tocar en lo vivo a la familia real. Ante el anuncio de este programa especial de Oprah Winfrey, los tabloides británicos han vuelto a publicar noticias contra Meghan Markle y se ha tildado a la pareja de insensible por hacer coincidir la entrevista con el ingreso hospitalario del duque de Edimburgo. Todo ha sido en vano. La entrevista se ha sacado adelante a un coste de entre 5,8 y 7,5 millones de euros. Justo empezar, sin embargo, Oprah Winfrey aseguraba que a la pareja no se les había pagado nada. La presentadora fue una de las invitadas en su boda y es vecina y amiga del matrimonio. Incluso ha publicitado en las redes productos dietéticos de la marca de Markle. La entrevista, por lo tanto, es una puesta en escena de fair play dialéctico más que un ejercicio de tira y afloja periodístico. Winfrey juega a fingir caras de sorpresa y consigue llevar el selecto melodrama de los duques de Sussex a un terreno de exquisita y azucarada naturalidad primaveral.

La estructura de la entrevista no es inocente. Winfrey conversa primero a solas y más largamente con la actriz y es cuando se sacan los trapos sucios. Después es Enrique quien se añade a la conversación y confirma los episodios más crudos contribuyendo con detalles más personales de su relación con la reina, su padre y su hermano. El hecho de que Meghan asuma el peso principal de los pasajes más sobrecogedores establece ciertos paralelismos con la entrevista de Lady Di a la BBC en 1995, donde la princesa descubre las infidelidades y el infierno de su matrimonio junto a Carlos, la anorexia y la hostilidad de la familia real. Con una diferencia: en contraste con la tristeza y la soledad de Diana en esa conversación, ahora en la CBS aparece Enrique y se cogen de la mano con su mujer. El propio Enrique, de hecho, traza estos paralelismos con su madre: explica que el punto de inflexión se produce con el éxito de Markle durante la gira australiana, igual que en The Crown vemos que pasa con Lady Di. También compara la desatención, la incomprensión y el aislamiento familiar que experimentaron como pareja con las circunstancias que sufrió Diana Spencer. Revela cómo el príncipe Carlos dejó de contestarle las llamadas de teléfono y nos transporta a algunas de las escenas con Lady Di que vemos en la serie de Netflix.

Lo único que justifica esta entrevista es, precisamente, la necesidad de Enrique y su mujer de resarcirse ante una institución rígida, decimonónica y hostil que los despreció. Enrique venga a su madre y utiliza la televisión como lo supo hacer ella para hacerse escuchar por una familia que, históricamente, se ha negado a hacerlo. Para los fans de The Crown la entrevista de Oprah Winfrey es, en cierto modo, un bonus track con muchos puntos de contacto con la serie.

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