El error y la mentira

2 min

Aún de vacaciones económicas y abordando temas cotidianos, quiero hablaros de algo que me ha servido extraordinariamente en la vida. A gozar más y a vivir en paz conmigo mismo. Se trata del día en el que oí una frase muy obvia. Pero el participio deobvio es obviado. Tendemos a obviar lo que es evidente. La frase era esta: “La mentira es hija de no saber reconocer nuestros errores”.

Es exactamente así. Cuando, por vergüenza o por miedo al qué dirán, o sencillamente por orgullo, no reconocemos un error, ¿qué hacemos? Esconderlo. O negarlo. Esta reacción, en principio de poca importancia, es la que finalmente nos lleva a la mentira. Claro, si estamos negando la verdad, si estamos escondiendo algo que hemos hecho mal o en lo que hemos fallado, forzosamente deberemos taparlo con una mentira, aunque sea pequeña.

La pequeña mentira, mantenida en el tiempo y amplificada por errores posteriores, es la que acaba convirtiéndose en una gran mentira.

Vivir con mentiras es muy cansado. Primero, porque nos obliga a tener que recordar las explicaciones o argumentaciones que hemos dado, para que no nos descubran. Y segundo, porque nos sentimos mal cuando la mentira forma parte de nuestra vida. Pero lo preferimos antes que decepcionar a los demás.

No vale la pena. Somos humanos. Debemos aceptar nuestros errores. Nos podrán decir que esperaban más de nosotros, que hemos fallado, que hemos decepcionado, pero no nos podrán llamar mentirosos. Cuando, en cambio, asumes las consecuencias de tus acciones e inacciones, de tus palabras y silencios, vives en armonía contigo mismo. Una persona coherente es aquella que dice lo que piensa y hace lo que dice. Pensamiento, acción y palabra están alineados. No hay espacio para la mentira.

Uno de los principales motivos de no reconocer errores es el miedo a no ser queridos. El rechazo de quien nos importan. Con el tiempo, he ido descubriendo que los que te quieren de verdad aceptan tus errores. Si no, es que no te quieren como es debido. Porque una cosa es actuar de mala fe. Esto tiene poco perdón. Pero errores cometemos todos.

Os animo de corazón a vivir en la verdad. A veces es duro. Pero tener la conciencia en paz lo vale.

stats