Una explicación engañosa

Bañistas en la playa de la Mar Bella de Barcelona, el 6 de agosto.
09/08/2025
3 min

"Atribuir el reciente dinamismo económico de Madrid en relación a Cataluña a su condición de capital plantea varios problemas: 1) Cataluña fue más dinámica que Madrid durante el franquismo (…) 2) Durante las primeras décadas de democracia (1978–2000), Cataluña mantuvo un dinamismo comparable al de Madrid. 3) El retroceso relativo de Cataluña empieza en los años 2000 y se acelera a partir de 2012. (…) Cualquier explicación, por tanto, debe centrarse en lo que cambia en 2000 y, sobre todo, en 2012. (…)"

"El contraste real está en el clima para los negocios. (…) en Cataluña todo son trabas administrativas, (…) En Madrid, en cambio, todo son facilidades. (…) Y Barcelona se ha convertido en la capital intelectual del decrecimiento, con sus principales teóricos enseñando en las universidades catalanas".

Jesús Fernández Villaverde es uno de los principales ideólogos de la derecha española y acaba de hacer un largo tuit explicando la decadencia económica de Catalunya que merece una respuesta.

El debate exige definir qué entendemos y cómo medimos el "dinamismo económico" al que él hace referencia, porque sin hacerlo nos perdemos en impresiones subjetivas. No disponemos de un concepto mejor que el PIB per cápita (PIBpc); tiene muchos defectos, pero es lo que hemos inventado los economistas para medir la prosperidad de un país. Cuando utilizamos esta medida, la tesis de Villaverde se hunde en todos sus extremos:

1. La cronología: Durante el franquismo, la economía catalana fue muy dinámica, pero no más que la madrileña: con las estadísticas de las que disponemos (más imperfectas que las actuales), todo lo que podemos decir es que los respectivos PIBpc se doblaron. Entre 1980 y 2000, la economía catalana fue muy dinámica (+81%), pero no tanto como la madrileña (+104%). A partir del 2000 ambas se han frenado; la catalana (+10%) más que la madrileña (+19%), pero la diferencia se ha concentrado en el período que va de 2000 a 2012: en este se genera el 61% de la diferencia total, mientras que a partir de 2012 se genera el 39% restante.

2. La causalidad: ¿Es la diferencia en el clima para los negocios lo que explica el mayor dinamismo de la economía madrileña, sobre todo desde el año 2000? Villaverde lo afirma, pero no lo justifica. Nos puede ayudar a responder a esta pregunta examinar cuáles son las tres comunidades autónomas españolas que desde el año 2000 han tenido un comportamiento económico peor. Si desde ese año el PIBpc de Catalunya ha crecido un pequeñísimo 10%, las que lo han hecho peor han sido Baleares (+6%), Valencia (+4%) y Canarias (0%!). ¿Es el clima para los negocios especialmente asfixiante en estas tres comunidades autónomas? No tenemos motivos para pensarlo. Parece más razonable concluir que el problema de estas comunidades autónomas y de Catalunya es que su estructura económica depende o muy o exclusivamente de una actividad de bajo valor añadido –el turismo– que a partir del 2000 ha dejado de aportar.

3. La ideología: En Catalunya hay, sin duda, algunos académicos y algunas formaciones políticas minoritarias que predican el decrecimiento. Sin embargo, hasta ahora ni unos ni otras han tenido ninguna incidencia sobre los acontecimientos. Si algo caracteriza la economía catalana de las últimas décadas es el crecimiento acelerado. A diferencia del PIBpc (una medida muy imperfecta del desarrollo), el PIB (que mide el crecimiento) va como un cohete, lo que se ha traducido en una inmigración masiva que ha hecho que la población se haya disparado. El motor de este crecimiento económico ha sido una apuesta redoblada por el turismo, que ha hecho que el número de turistas extranjeros se haya más que doblado (+124%) desde el 2000. Lo mismo ha ocurrido en el resto de comunidades autónomas problemáticas: Valencia (¡+182%!), Baleares (+53%) y Canarias (+52%). No, Catalunya no está por el decrecimiento, sino anclada en el desarrollismo de los años 1960.

Queda claro que, una vez sometida a los datos, la tesis de Villaverde no se aguanta por ningún lado. Esto no significa que no tenga razón en lo más profundo: la razón fundamental de la pérdida de "dinamismo económico" de Catalunya no está en la capitalidad de Madrid, sino en la apuesta de nuestras élites por un sector económico que aportó mucho en el pasado pero que hoy resta más que suma.

Los informes de Letta y Draghi sobre la pérdida de dinamismo europeo tienen como eje central la convicción de que la economía europea es prisionera de sectores económicos de tecnología media (el automóvil de combustión interna, la química...). El problema de Catalunya es que también es prisionera de un sector de tecnología baja, y lo que necesitamos es centrarnos en cómo liberarnos de esta dependencia. Las intervenciones de Villaverde responden a un programa político legítimo, pero tenemos que procurar que no nos despisten.

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