Leo un mensaje a X de @sergidelmoral, profesor, que dice así: “Esta movida vuestra de las faltas de ortografía, es, de hecho, de un clasismo algo rancito. Priorizar exacerbadamente la forma por delante de los fondos; cosa de buena casa. Al tantu, que si este tuit os parece frívolo se delate”.
Cuando dice “movida vuestra” significa, entiendo, “deseo de pedir a los alumnos que escriban según las normas de Pompeu Fabra”. Sé que decir “normas”, hoy en día, suena a “facha”, pero no están hechas para joder, exactamente como las del fútbol o las de circulación o las de fabricar metanfetamina. Si decidimos que no las queremos aceptar o –quizás más exacto– que no las queremos aprender, ¿usaremos las propias?
No querer hacer faltas no significa “priorizar la forma por delante del fondo”–es la figura literaria de la “ mentira interesada”– de la misma manera que no quiere decir saber por qué se corta pequeño el pimiento y no grande, para hacer chanfaina. Cuando te gusta el fondo, ¿puedes no tener curiosidad por la forma?
Si no querer hacer faltas es de “casa buena”, es decir, “elitista”, quiere decir que todos los ricos catalanes escriben y quieren escribir bien en catalán? ¿Esta percepción que tiene dicho profesor con las faltas en lengua catalana la tendría, también, en lengua castellana o inglesa? ¿Sería de clase alta querer escribir bien en español o inglés? ¿O en ese caso sería, más bien, un derecho conquistado de la clase obrera?
El maestro del tuit entiendo que habla de los alumnos, cuando se queja de “esta movida nuestra”. No creo que hable de los libros o de los tuits como el suyo, porque si así fuera predicaría con el ejemplo y haría alguna falta. El suyo es un tuit escrito en una lengua pensadísima. Existe el “pelo” acentuado, por favor, que me he emocionado y todo. Aceptar “la movida nuestra” a los alumnos, pero no a autores de tuits como él oa escritores o redactores de informes sí me parece clasista. Es como lo de “la arruga es hermosa”. Sí, sí. Es hermosa en los demás.