Nogueras
4 min
Regala este articulo

Lo diré por el pico grande: para el independentismo, en las últimas elecciones españolas había un resultado aún peor que el de ser irrelevantes a la hora de formar gobierno: ser decisivos. Que es lo que ocurrió. Me refiero, particularmente, al caso de Junts. ERC ya hace tiempo que en España se siente más cómoda haciendo el papelón de izquierdas que el de independentista, no sea que los de Rufián tuvieran que sentarse con Junts, a quienes han convertido en su principal enemigo identificando -los ahora y antes como afines a la derecha del PP y Vox.

Es un caso parecido al de ERC en Catalunya al hacer presidente a Salvador Illa. Ahora Junqueras puede afanarse en marcar distancias al no aprobar los presupuestos de este año porque, dice, no se han cumplido los acuerdos. Pero esto es pura gesticulación. Ya se sabía que, pongamos por caso, el traspaso de toda la recaudación a la Agencia Tributaria catalana era técnicamente imposible ni siquiera a medio plazo, o que la financiación singular no depende del PSC sino de un PSOE que nunca aceptará en los términos hipotéticamente pactados. Pero Marta Rovira de entonces o regalaba el Govern al PSC oa ERC se hacían el harakiri forzando unas nuevas elecciones que les habrían acabado de derrumbar. ¡Qué drama, verte forzado a ser "decisivo" cuando no tienes alternativa para no serlo!

Y éste es también el caso de Junts. La "mala suerte" les hizo decisivos a la hora de elegir entre un gobierno del PP y Vox o uno del PSOE, entre Feijóo y Sánchez. Pero los grandes pactos logrados no dependían sólo de Sánchez. Hacer oficial el catalán en Europa no depende exclusivamente. La amnistía no puede aplicarla el gobierno sino unos jueces que han priorizado la política del ""¡a miedo ellos!Y tener las competencias en inmigración y extranjería es un mordisco a la integridad del Estado, por lo que es difícil que sean plenamente cedidas. No digo que todo esto no tenga ningún interés: tiene, y mucho. Sólo afirmo que ser decisivo cuando no tienes alternativa, a la larga, puede ser peor que ser irrelevante.

En estos últimos días, para bien y para mal, la situación lo ha hecho transparente. El PSOE se ha podido permitir perder una votación importante en las Cortes españolas porque contaba con culpar a Junts. Y hasta bien podría ser que lo hubiera provocado justo por eso: para convertir Junts en un cómplice –transitorio– de PP y de Vox. ERC bien también lo probó. Y es que Junts no tiene ningún control sobre el relato político público en España, y poco en Catalunya. A ojos de la mayoría, por unas horas, se convirtió en el partido que hace pagar sus estrategias independentistas a los pensionistas, a los valencianos víctimas de los aguaceros ya los usuarios del transporte público. Y me parece que, pese al feliz giro de guión final, ésta sea la imagen que habrá quedado. ¿Cómo puedes enfrentarte a todo un aparato propagandístico del Estado si tus argumentos soberanistas no son ni siquiera avalados por el otro partido soi-disant independentista?

Ser decisivos para conformar una mayoría política en España sólo habría sido verdaderamente determinante si se hubiera tenido aunque fuera una sola alternativa real a la hora de forzar un acuerdo con Pedro Sánchez. Pero una repetición electoral, con riesgo de un futuro gobierno de PP y Vox y regalar el gobierno a la peor derecha desde hace años, Junts no se lo podía plantear de ninguna manera. Las consecuencias fácticas y reputacionales en Cataluña habrían sido devastadoras. Por tanto, el gran malabarista Pedro Sánchez podía permitirse llegar a acuerdos sin necesidad de tenerlos que cumplir –de hecho, sabiendo que no los cumpliría–, a la vez que Junts tenía que pasar por el aro, por mucho que lo disimulara con comisiones garantizadas con observador independiente en Suiza, o haciendo pasar un cheque –cada día parece más que sin fondos– como pago por adelantado.

En términos políticos, se entiende perfectamente la decisión de Junts. No la discuto, y casos como el actual demuestran una gran capacidad de negociación, cierto. Entrar en el juego de la simulación de mayor fuerza de la que se tiene objetivamente les ha hecho relevantes, y habría sido políticamente incomprensible renunciar a ellos. Pero desde mi punto de vista, entrar también puede acabar siendo más una emboscada que un triunfo. La fama se ha logrado asumiendo el papel de malo de la película –son los del "huido" Puigdemont–, y el suyo es un renombre hinchado artificiosamente por la derecha para acusar a Pedro Sánchez de pactar con los enemigos de España, y también por la izquierda, pintándolos como futuros socios de la extrema derecha. Juntos, inevitablemente, se ha convertido en una útil arma arrojadiza para que PSOE y PP se ataquen mutuamente, con ERC de cómplice. Y como Junts mismo reconoce, sin que se cumplan los grandes acuerdos. Mantener un perfil propio allá, pero sobre todo aquí, no será fácil. ¡Hay regalos envenenados!

stats