1. Alfonso Armada, general del ejército español, fue condenado a 26 años, ocho meses y un día de reclusión mayor por ser, junto a Milans del Bosch, el jefe del intento del golpe de estado militar de febrero de 1981. Solo siete años después, y casi como regalo de Navidad, el consejo de ministros del PSOE indultaba a Armada. El presidente de ese gobierno no era otro que Felipe González. Quienes querían revertir la democracia en España, quienes pretendían interrumpir la Transición para volver a los modos franquistas de los últimos cuarenta años, fueron indultados por un gobierno socialista que no tenía ninguna necesidad. Quizás allí ya tuvimos un indicio de qué pie calzaba, el personaje.
2. Cuarenta años después, Felipe González clama contra la amnistía que ha firmado el gobierno de Sánchez para los implicados en el Proceso y se pone las manos en la cabeza para que el Tribunal Constitucional haya dado su visto bueno. No sólo eso, se va a Onda Cero y hace suyo todo el argumentario de la derecha más impaciente por volver al poder. González dice que la amnistía es "un acto de corrupción política", asegura que es "una vergüenza" y que es "infecta", considera que es una "autoamnistía" redactada por Puigdemont, fuera de España y fuera de la Constitución. Por todo ello, sumando el caso Koldo y la corrupción que rodea a la gente del PSOE con mucho poder, dice que Pedro Sánchez debería plegar, convocar elecciones, no presentarse como candidato y, para acabar de remacharlo, da el titular del día: que él ahora mismo no volvería a votar en el PSOE.
3. ¿No decían siempre que las decisiones judiciales siempre deben respetarse? ¿Y más si vienen del Tribunal Constitucional? ¿No recuerda, González, el indulto a Alfonso Armada? ¿No recuerda el caso Filesa, de financiación ilegal del PSOE, por el que pagaron los jefes de turco mientras él se fuga de la acometida? ¿Se ha olvidado, ya, del caso Roldán, su jefe de la Guardia Civil, impostor y malversador, por el que abrió una comisión de investigación que fue una cortina de humo? Y, sobre todo, ¿que nada tiene que decir de los GAL, montados con fondos reservados y mandados por su ministro del Interior, que cometieron 27 asesinatos en el País Vasco? El señor X salió adelante, pero José Barrionuevo y Rafael Vera fueron condenados a diez años de cárcel. Ahora, incluso, estos dos hombres manchados –e indultados– piden que Pedro Sánchez dimita "para salvar el honor del partido". Con ese currículo tan oscuro, González no se dio.
4. Carlos Alsina, en Onda Cero, realiza buenas entrevistas. No quiere quedar bien con el entrevistado, hace preguntas directas, es rápido de reflejos en las repreguntas y, en muchas ocasiones, logra que el invitado acabe metiéndose de pies en el cubo. Pero Felipe González va por los lugares sabiendo qué quiere decir. No se le escapa sin querer, que no volvería a votar al PSOE con Sánchez al frente. Lo dice con toda intención. Cuando periódicamente visita El hormiguero, González suelta a los monólogos que ya lleva pensados de casa. Bajo la apariencia de una entrevista, el exsocialista va arrojando las rocas que lleva a la faja. Sus ideas, con el paso de los años, han ido virando hacia la derecha más rancia y recentralizadora. Está tan alineado ideológicamente con el PP que incluso Borja Sémper, portavoz popular, dice que "cuando González habla, conviene escucharle". En los programas con público, busca el aplauso de la grada y la obtiene. En Madrid, no es necesario comprar la claca. Está entregada a la caña en Sánchez, en Puigdemont y en la catalanofobia. Con éstos hits asegurados, Felipe logra audiencias remarcables en Antena 3. Eso sí, la noche en que Lamine Yamal fue a ver a Pablo Motos, le triplicó en número de espectadores. Un catalán de Rocafonda, con todo el futuro por delante, goleó a este tocagaitas con un pasado con tantas sombras que ya hace días que ha tocado fondo.