Círculo Economía tercer día jornadas hotel W. Consejero Economía Jaume Giro. 06-05-22. Barcelona. Foto de Celia Atset. Periódico AHORA.
12/09/2025
Periodista, Profesor de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna URL
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Cuando Artur Mas logró la mayoría necesaria en el Parlament para convertirse en presidente, se puso de moda un leitmotiv, difundido desde el mundo convergente, según el cual ese nuevo gobierno –tras los dos tripartitos, ribeteados de facetas y escándalos– sería el "gobierno de los mejores". Con ello, Mas y los suyos pretendían subrayar, creo, que, a diferencia de los últimos años, lo que primaría a la hora de componer el ejecutivo serían las capacidades y los méritos de aquellos que formaran parte. Desde el primero al último. No habría sitio para mediocres elegidos solo por ser del partido. Huelga decir que ese anuncio del "gobierno de los mejores" fue objeto de burla, crítica y desprecio por parte de la oposición. La verdad es, sin embargo, que Mas se tomaba en serio el deber de elegir, dentro de sus posibilidades, a los mejor preparados para su gobierno, que, para desgracia del president, inmediatamente se vio confrontado al descalabro económico producido por la Gran Depresión, que, habiéndose iniciado en el 2008, duraría un grupo largo de años.

El president Mas tenía en mente cuál debía ser el perfil de las personas a promocionar en adelante. Pensaba en gente con buena formación y que hubiera demostrado a lo largo de su trayectoria, preferentemente en el campo privado pero también en el de la administración y la universidad, unas sólidas competencias. Éstas eran personas en general acostumbradas a gestionar y que tenían una aproximación pragmática a la política. Es decir, eran personas idóneas para hacer cosas, para actuar, para sacar adelante retos complejos. Esto no significa, claro, que no tuvieran ideología. La tenían. Ahora: no eran gente aficionada al bizantinismo, ni a perder el tiempo en eternas discusiones sobre cualquier sutileza doctrinaria. Buena parte podrían definirse como liberales –algunos más tirando hacia la socialdemocracia, otros con pinceladas conservadoras–. Era un sector que se había ido sumando progresivamente al movimiento independentista que, de forma imparable y sostenida, no había dejado de fortalecerse en la primera década del siglo.

Este tipo de hombres y mujeres fueron bautizados entonces, por algunos observadores y analistas, como el "independentismo con corbata". Un puñado de los consellers de este tipo se incorporaron al gobierno de Mas, después de que él fuera investido en diciembre de 2010. Igualmente, ocurrió en la segunda fila, la tercera y más allá. Andreu Mas-Colell, Boi Ruiz, Lluís Recoder, Francesc-Xavier Mena y Pilar Fernández Bozal son algunas de las personas que conformaron a aquel ejecutivo de la Generalitat, todavía bajo las siglas de CiU.

Llegarían después la mayoría de aventuras y desventuras del Proceso. Por su parte, Convergència rompería con Unió y acabaría transmutándose en el PDECat para desembocar seguidamente en Junts per Catalunya. Pasado octubre de 2017, y con la frustración y la depresión posterior en el mundo independentista, que aún dura, buena parte de aquella gente decidió apartarse y mirarse la política con mayor distancia. Otros continuaron ligados a aquel proyecto político, sabiendo que el PDECat ni, menos aún, Junts eran Convergència.

Jaume Giró, insigne representante de lo que hemos llamado "independentismo con corbata", se convirtió en consejero de Economía y Finanzas del gobierno entre ERC y Junts producto de las elecciones de principios de 2021. Sucedió en el cargo Pere Aragonès, que se convertía en el 132º presidente de la Generalitat de Catalunya. Juntos –liderado por un Carles Puigdemont desde Waterloo–, en sintonía con ese afán del "gobierno de los mejores", había elegido a algunos hombres y mujeres muy preparados. Periodista de formación, como el propio Puigdemont, Giró había ocupado cargos de altísima responsabilidad en La Caixa y en Repsol, entre otras grandes compañías. Tras romperse ruidosamente el gobierno con ERC, Giró continuó atado a Junts. Era la figura más visible y notable de ese antiguo grupo de "independentistas con corbata", del que cada vez quedaban menos representantes. Sin embargo, hace unos días Giró acabó echando él también la toalla. En el comunicado que hizo público, aunque busca un tono amable, se duele del arrinconamiento, de la posición minoritaria, prácticamente residual, en la que, en el seno de Junts, han quedado voces como la suya y otros. El antiguo conseller escribe: "Ni tampoco las orientaciones coinciden con mi forma de entender la política que creo hoy conviene y necesita el país". Jaume Giró ha hecho mutis y Junts, a su vez, ha perdido una voz y un tipo de sensibilidad muy relevante. También pluralidad y transversalidad.

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