Con los fondos europeos nos jugamos el futuro

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La moto eléctrica de Seat.

Ya hace tiempo que todos los sectores económicos están pendientes de dos palabras clave: fondos europeos. Desde que la Unión Europea dio luz verde al plan de recuperación económica más importante de su historia, que regará España con 144.000 millones de euros (72.000 en ayudas directas), empresas grandes y pequeñas, emprendedores, patronales y sindicatos están pendientes de cómo se hará el reparto de los fondos. Bruselas ha fijado que se tienen que gastar en dos grandes ejes: digitalización y economía verde. Por lo tanto, el terreno de juego está definido. Ahora bien, a partir de aquí empiezan las incógnitas.

De las pocas cosas que están claras es que el gobierno español ha centralizado en la Moncloa el organismo que decidirá cómo se gasta este dinero. Ni comunidades autónomas ni ayuntamientos tendrán un papel importante en la adjudicación de los fondos, lo que demuestra que, incluso cuando hay un gobierno de PSOE y Unidas Podemos, la pulsión jacobina se impone al principio de subsidiariedad. La segunda mala noticia es que, según los planes del gobierno español, las pymes solo recibirán 4.800 millones. En el plato de las cosas positivas los expertos señalan dos. Primera, que Catalunya ha presentado propuestas muy interesantes y muy trabajadas. Y segunda, que todos los proyectos tendrán que obtener la luz verde de Bruselas, que quiere asegurarse de que el dinero se gasta con criterios de eficiencia y productividad.

Aún así, todavía no está definido el itinerario que tendrán que seguir las empresas para optar a la financiación ni qué criterios se aplicarán. Hasta ahora, el ejecutivo de Pedro Sánchez solo ha dibujado grandes líneas, como por ejemplo la importancia del coche eléctrico y las comunicaciones y la idea de invertir en sostenibilidad energética de la vivienda. La esperanza de las pymes es que ya sea a través de estos grandes planes o bien trabajando como proveedores de las grandes empresas, acaben beneficiándose también de los fondos.

Sea como fuere, el nuevo Govern tiene que velar para que el máximo de proyectos catalanes obtengan financiación, puesto que en esta cursa hay peligro de quedar en inferioridad ante otros territorios. Y aquí se tienen que utilizar todas las palancas posibles. No se puede ignorar que hay dos partidos catalanes, PSC y Catalunya en Comú, que forman parte del ejecutivo y están presentes en el consejo de ministros. Estos partidos no se pueden, pues, inhibir, sino que tienen que ofrecer ayuda y colaboración en el gobierno catalán. De hecho, el socialista Salvador Illa así lo dijo en el debate de investidura.

La otra responsabilidad recae sobre los mismos sectores económicos, que se tienen que espabilar y mover para tener los mejores proyectos, los que más encajen con los requisitos que ha puesto la Unión Europea. En el caso catalán hay una oportunidad de oro por reindustrializar el país, para construir las bases de una economía basada en el conocimiento y el valor añadido. Es un tópico decirlo, pero nos jugamos el futuro.

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