Vista del incendio forestal en Oímbra, en la provincia gallega de Ourense.
21/08/2025
Escriptor
3 min

Galicia es un país complejo y diverso, aunque todo nos empuja a la asimilación, simplificación y concentración. Esta Galicia que está ardiendo sin freno es, para simplificar, la Galicia interior, un territorio que en conjunto fue abandonado por la mayoría de sus habitantes en la segunda mitad del siglo pasado.

Lo que se ha quemado será una herida cruel en un cuerpo anciano y débil. Un cuerpo social envejecido atrapado en las redes del clientelismo, una trampa que lo mantiene encerrado en la resignación y el abandono. La provincia de Ourense y la propia capital provincial emiten anécdotas e imágenes grotescas: ese poder político del Partido Popular lleva tantos años asentado en la diputación provincial que ya se identifica con él. Sin ese férreo control sobre este territorio no se explica el dominio político del PP en Galicia. Y el factor político también es decisivo para explicar ese drama.

El marco en el que sucede es el de las excepcionalmente altas temperaturas. El cambio climático parece existir, y sobre un territorio que fue, en buena parte, abandonado. Ya llevaban tiempo quemando partes de Galicia cuando en la plaza de toros de Pontevedra, la única que queda en funcionamiento en Galicia —como un anacronismo del peor castisismo rancio—, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y el del PP, Núñez Feijóo, hacían el Cayetano y sintieron un escalofrío ante la sangre: un toro corneaba al maestro Morante de la Puebla. El expresidente de la Xunta, Feijóo, tuvo el natural reflejo de solidarizarse con él: "Todo mi ánimo para Morante de la Puebla tras el golpe sufrido hoy en Pontevedra. Nos enseña que el toreo clásico y puro nunca está exento de peligro".

En el moment de escribir esto, según la Xunta, ya han quemado 68.000 hectáreas. Pero según las imágenes de satélite parecen ser muchas más. Del mismo modo, cuando se buscaba información sobre lo que estaba pasando, la televisión y la radio autonómicas estaba emitiendo programas de cortejo y concursos: era en el canal de 24 horas de TVE donde nos podíamos informar de la realidad. Esta fue la respuesta inicial durante tres días y la ocultación sigue siendo, en buena parte, la pauta informativa en los medios que controla la administración de Rueda. La Consejería de Medio Rural acaba de informar de que llevan registrados 492 incendios solo en agosto… pero solo informaron de 44.

¿Qué es lo que quema? El abandono. Al igual que ocurre en tierras de León y Zamora, pero no estamos ante tierras baldías: hasta principios de los años sesenta eran cultivadas. Todo ello es resultado de la dependencia, de no tener estructuras políticas propias que planificaran y desarrollaran los propios recursos naturales. La provincia de Ourense y todo el territorio gallego fue, todavía es, un territorio habitado con historia y recursos. Pero ahora todo el territorio de Galicia —y ya planean hacerlo también en el mar— está surcado de parques eólicos, y la Xunta, con una multinacional de matriz portuguesa, planea instalar una macrocelulosa en la cabecera del río Ulla, que atraviesa las cuatro provincias y desemboca en la ría de Arousa, de la que viven muchas familias. Es un proyecto que se le ha atravesado a Rueda, que parece que, además de con una oposición social muy activa, ha topado con trabas administrativas de todo tipo debido al disparate mismo.

Y es en la política que debería encontrar las soluciones donde se sigue dirimiendo una lucha partidista que retrasa lo necesario inmediatamente: apagar los fuegos. La Xunta llegó a este mes de agosto con 200 plazas del servicio antiincendios sin cubrir y hace dos días pidió al gobierno central que envíe a 200 miembros del UME. Y siguen denunciando que la ayuda del gobierno central no es suficiente o no llega: es el pan de todos los días. El PSOE en Galicia calla y se expresa únicamente a través de Sánchez, pero el BNG, el primer partido de la oposición, mantiene un perfil de crítica bajo en este momento de urgencia, aunque ya ha anunciado que después de esto Galicia tendrá que revisar su modelo de territorio. Y de país.

stats