La grada de animación durante el último partido en el Camp Nou antes de su remodelación
01/12/2023
2 min

Sin hacer ruido alguno, el FC Barcelona ha vuelto a grabar la versión oficial del Canto del Barça, que es el nombre que los autores de la letra pusieron en la composición para evitar la marcialidad del concepto himno y para emparentarle con otras partituras de nuestro repertorio más solemne, como por ejemplo El canto de la bandera, El canto de los pájaros o El canto de los segadores mismo.

El Canto no se había hecho viejo, al contrario. 50 años después del estreno que dirigió el inolvidable Oriol Martorell sobre el césped del Camp Nou, la melodía y la letra siguen siendo tan emocionantes, euforizantes e inclusivas como sus autores habían pretendido. Me he fijado en las caras de felicidad de miles de aficionados del todo el mundo, de aquellos que sólo vendrán un día de su vida en el estadio, cuando han podido compartir en la grada la comunión del Canto que han oído mil veces por televisión.

Pero la factura sí se había hecho vieja. El Canto de ahora suena más a orquesta y menos aparte, y es más robusto de voz. Por mi gusto, la nueva versión pudo aprovechar algunos de los arreglos de la versión que Joan Manuel Serrat interpretó en la inauguración del centenario, en 1998, que ofreció soluciones muy elegantes a las transiciones entre versos.

Finalmente, este nuevo Canto del 125 aniversario va más rápido que el original. Es la jodida ley de los tiempos que corren. Todo va más rápido: el juego, las plantillas, los desplazamientos del equipo, los cambios de estampado de las camisetas, los días entre partido y partido, así como los tempos de la animación en el estadio. Por el¡Este año, cien! de TV3 accedimos a algunas grabaciones de audio de los gritos de “Barça!” palmeando que el animador Josep Tortosa contagiaba a la grada y, sentidos entonces, sonaban lentos. La velocidad de la nueva versión nos retrata: somos una sociedad más intensa pero que saborea menos.

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