Hay que pensar cómo cabemos

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Pisos en construcción en Cornellà de Llobregat.

Una frase como ésta –o algún pensamiento parecido– debería tenerla en la cabeza cualquier persona que piense en el futuro de nuestra sociedad y que se preocupe de ella. Cada vez somos más conscientes de los retos que deberemos afrontar, pero creo que podríamos referirnos a esta afirmación.

En este artículo quiero referirme un mismo problema visto en dos escalas diferentes, una concreta y cercana y una general o global. En ambos casos las cifras son, en apariencia, muy similares: la población de Catalunya es de 8 millones, mientras que la Tierra tiene 8.000 millones de habitantes. Esta similitud me sirve para realizar un doble análisis, ya que en todos casos las cuestiones a tratar son muy parecidas, aunque las razones –y las magnitudes– sean diferentes.

1. El crecimiento de la población en Cataluña. No hace mucho tiempo hablábamos de los 6 millones de catalanes. En el último medio siglo hemos tenido un importante crecimiento de población fruto, sobre todo, del aumento de la esperanza de vida y de la llegada de inmigración. No hace falta comentar ahora todos los beneficios que nos ha llevado este crecimiento, tanto económica como socialmente, ni tampoco es necesario desglosar los problemas o retos que ha comportado. Quiero centrarme en una sola cuestión: las dificultades para acceder a la vivienda, tanto por la carencia como por el coste, a menudo inasumible.

Esta situación ha imposibilitado a muchos jóvenes independizarse y, junto con las nuevas realidades del mercado de trabajo, hace que las perspectivas de futuro sean preocupantes. Además, este fenómeno crea una desconfianza en los distintos elementos de la gestión política. Y aún hay que añadir que esta situación es aún más grave para aquellos jóvenes que viven aquí sin tener la familia, que no tienen a quien recurrir y que acaban encontrando soluciones precarias y sufriendo una fuerte exclusión social. En estos fenómenos existe una de las causas más importantes de la inestabilidad política creciente.

Urge que las políticas de vivienda, con la construcción y promoción de vivienda pública y la regulación en el ámbito privado, sean una prioridad. No podemos seguir siendo incapaces de ofrecer un sitio para vivir en la población del país.

2. El crecimiento de la población en el mundo. Por razones similares, la población mundial también ha estado aumentando y se prevé que podamos seguir creciendo hasta acercarnos a los 10.000 millones. Sin embargo, recibimos señales de que el planeta no es capaz de aguantar este nivel de población si se expande el modelo de vida de los países llamados desarrollados.

La imposibilidad tiene un doble origen: tanto la insuficiencia de recursos naturales como la incapacidad de absorción o reciclaje de los residuos de esta actividad, que provocan el calentamiento global.

Ante esta perspectiva debemos tener claras cuatro cosas: no podemos mantener una situación mundial con una parte de la población desarrollada y otra con un modelo de poco bienestar; no podemos continuar con el modelo actual de consumo y debemos ir adaptándolo en relación con el número y tipo de recursos necesarios, ya las características y cantidad de los residuos generados; debemos seguir persiguiendo un proceso de mayor igualdad de los niveles de bienestar en todo el planeta; debemos intentar unas políticas que reduzcan o acaben con la dinámica de crecimiento de la población mundial.

Una parte importante de la iniciativa y de la financiación de todas estas medidas necesarias debemos liderarla nosotros, para asegurarnos de que podemos vivir todos.

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