Esta semana moría Jacques Delors, presidente del ejecutivo comunitario entre 1985 y 1995, y según la actual presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, "el arquitecto del relanzamiento del proyecto europeo y de la puesta en marcha de lo que hoy se ha convertido en la Unión Europea". La UE, como se dice muy a menudo, se reinventa y avanza frente a las grandes crisis y oportunidades. En este sentido, en 2024 se presenta lleno de retos para el proyecto europeo. nuestro tiempo en los 12 meses siguientes. Es una tarea que a menudo se demuestra poco exitosa, porque siempre aparecen temas que no esperábamos (o deseábamos). Pero aquí estamos, intentando hacer un listado de lo que creo será indispensable para entender nuestro pequeño continente en el 2024. Seguramente, cuando acaben los próximos 366 días, habrá temas que no habrá incluido y que se convertirán en indispensables: me disculpo por avanzado por las carencias, que son parte del problema de hacer política ficción.
En 2024 llega cargado de citas electorales importantes. En el ámbito europeo, además de elecciones nacionales en Austria, Croacia, Bélgica o Portugal, el 9 de junio hay elecciones al Parlamento Europeo. Las encuestas indican que el Parlamento Europeo podría sufrir un importante ascenso de los grupos euroescépticos y de la extrema derecha, que tendrían la mayor representación de la historia hasta ahora. Aunque parece que de momento no conseguirían la mayoría, las organizaciones de defensa de los derechos humanos o del medio ambiente miran ya con preocupación el impacto que un resultado como éste podría tener en el siguiente período legislativo europeo, con un aumento de las presiones populistas a escala europea y nacional. Cabe recordar que los resultados en el Parlamento Europeo tienen consecuencias en el nombramiento de la presidencia de la Comisión Europea. El Partido Popular Europeo, preocupado por que este aumento le cueste representación y poder dentro de las instituciones europeas, lleva meses acercándose a algunos de estos grupos de derecha extrema con la voluntad de garantizar la presidencia del Parlamento y también de la Comisión Europea . En España, las elecciones europeas tienen circunscripción única, lo que obliga a pactos entre las distintas fuerzas políticas para garantizar su representación. Listas que fueron comunes en 2019 se dividirán en 2024, y, por el contrario, se formarán coaliciones irrepetibles a escala local o autonómica. En los próximos meses viviremos un intenso debate por la creación de estas listas y sobre quién las encabezará.
Para la UE también será muy relevante el resultado de las elecciones en EEUU, en noviembre de 2024. Tanto en algunas capitales europeas como en Bruselas se mira con recelo una potencial nueva victoria de Trump que podría tensar las relaciones entre la UE y EEUU, relaciones que han mejorado sustancialmente bajo la presidencia Biden. 2024 puede ser un año determinante para la resolución de los conflictos en Ucrania y Palestina y la carrera electoral americana puede dificultar que la UE logre de EEUU el apoyo necesario para avanzar, o forzar, soluciones sostenibles y rápidas en estos escenarios.
En el caso de Ucrania, la fatiga de la guerra es cada vez más evidente. La atención mediática y política ha ido aflojando y en 2024 se podría ir abandonando sigilosamente la voluntad inicial de lograr una victoria total sobre Rusia, e ir hacia un escenario que permita a Ucrania partir de una buena posición en una negociación para poner fin a la guerra. Las elecciones en Rusia, donde Putin utilizará su más que previsible victoria para legitimar sus acciones, y un Parlamento Europeo y una Comisión con más voces radicales, podrían acabar forzando a Ucrania a sentarse en una mesa de negociación.
La vulneración de derechos humanos que está cometiendo Israel en Gaza centrará también la agenda política internacional y europea. La escalada militar podría conducir a un aumento del aislamiento internacional de Israel ya un incremento de la presión internacional para un alto el fuego y una salida de la guerra. La UE, que ha intentado encontrar una voz común con resultados desiguales, con algunos países como España o Bélgica pidiendo con insistencia un alto el fuego y otros como Alemania situándose inequívocamente del lado de Israel, debería poner todos sus recursos disponibles a detener esta masacre israelí y avanzar hacia una salida duradera para la región. Una escalada regional del conflicto es un escenario que debe evitarse a todo coste.
La Europa de Delors no es la misma de hoy. Pero sus principios no deberían diluirse frente a las presiones populistas. Recuperar una voz común en temas centrales de la agenda internacional, reforzar las principales alianzas internacionales y poner freno a las ideas euroescépticas serán algunos de estos retos. Relanzar el proyecto europeo y avanzar hacia una Europa federal es ahora un escenario lejano y poco realista, pero a través de políticas concretas y acuerdos, 2024 puede ser el año en que la UE haga valer el origen de su existencia: la persecución de la paz en democracia.