En otoño del año 23 nos llevó un evento que nunca acaba de tener el eco que se merece por la importancia que tiene: la publicación de un nuevo libro de Neus Canyelles, titulado Milady (Empúries). Me gusta repetir, porque estoy convencido de que esta autora palmesana es una de las mejores narradoras que tenemos en la literatura catalana: Neus Canyelles escribe novelas y cuentos (títulos como Cabo de Hornos, El aliento del búfalo en invierno, La novela de Dickens o Nunca sé qué echar de casa dan fe de su maestría en estos géneros), pero sus últimos libros desdibujan o prescinden cada vez más de la ficción para ceñirse al relato de los hechos de la propia vida que Canyelles considera que vale la pena contar. Le desagrada que le etiqueten en la autoficción y, de hecho, en su caso, no es pertinente, porque de ficción hay muy poca —por no decir nada— en sus textos. Por lo que respecta al prefijo auto, jugaba irónicamente al título de su libro anterior, Autobiografía autorizada, que le valió el Premio Letra de Oro 2022. El del 2023 fue concedido a otra gran escritora en catalán: la poeta valenciana Teresa Pascual, por Todo pasa abajo (LaBreu), de lectura más que recomendable como toda su obra en verso, reunida en el volumen El tiempo en orden: poesía reunida 1988-2019, publicada por Edicions Alfons el Magnànim.
Con cada nueva entrega, Neus Canyelles nos cuenta un episodio de su biografía, y en este aspecto no se encuentra lejos de la premio Nobel Annie Ernaux, aunque, a diferencia de la francesa (que podéis leer en catalán gracias a las traducciones de Valèria Gaillard en Angle Editorial), Canyelles deja de lado el contexto político y social para concentrarse en el intento de comprensión de los procesos mentales y emocionales que se producen en el interior de un personaje que es ella misma. Es un planteamiento que recuerda la idea de la poesía tal y como la formuló Gabriel Ferrater: "La descripción, de momento en momento, de la vida moral de un hombre". De una mujer, en el caso de Neus Canyelles, que, sin presentarse como una escritora feminista (siendo un rechazo instintivo por todo lo que comporte asociar la literatura con las ideologías), sí resulta verdaderamente demoledora en muchas de sus páginas.
Neus Canyelles no necesita estrafer el dolor, ni simularlo o exagerarlo, ni adornar su escritura con imposturas, aspavientos y malabarismos. Por el contrario, sus escritos tienen la serenidad de quien le ha conocido en propia carne, el dolor, y lo cuenta con conciencia plena del peso de cada palabra que elige escribir o callar. Milady es una elegía a su madre, muerta hace un par de años. Y tiene el temblor, el aplomo, la capacidad de herir y acompañar, el sentido del humor, la contundencia, la elegancia, el impudor y la sutileza —todo a la vez— que tiene la literatura escrita por contar una herida real. Lea los libros y autoras que aparecen en este artículo: empezará el año mejor acompañados.