En cals Mishima están de luto, como están la música y la cultura catalanas, por la muerte de Marc Lloret, teclista de la banda y uno de sus fundadores, como se ha dicho. Lloret ha fallecido de un cáncer a los 51 años, más que prematuramente, cuando con toda probabilidad su talento aún podía y debía dar las mejores obras. Esto que digo, por supuesto, no quita ningún valor a las ya hechas: por méritos más que demostrados, Mishima es una de las formaciones más importantes de la música popular en catalán del último cuarto de siglo, y esto ha sido así debido a la conjunción de las personalidades que forman el grupo (Dani Vega, Xavi Caparrós, Alfons Serra, el propio Lloret), lideradas por la cabeza y la sensibilidad de David Carabén, el frontman impasible. La historia del grupo empezó en 1999, y los siete discos que han publicado hasta ahora en catalán (más los dos iniciales, que fueron en inglés y con algunos temas ya en catalán) son un gozo para cualquiera que se acerque con las orejas abiertas y el corazón en la mano, que es como hacen el efecto los Mishima de afrontar grabaciones y conciertos.
En la cultura catalana, a menudo los músicos viven y componen muy cerca de la literatura y la poesía. Desde Sisa y Riba y Guillermina Motta y Núria Feliu y la Nova Cançó y Miquel Gil hasta Manel, Antonia Font, Roger Mas, Zoo, Salvaje Corazón, Maria Hein, Alanaire y Ofelia Drags, por mencionar sólo algunos nombres, el vínculo entre la música y las letras es esencial: bien porque los músicos adaptan textos de poetas y escritores, bien porque hacen alusiones u homenajes, bien porque ellos mismos cuidan especialmente de escribir buenas letras para sus temas. Desde el nombre mismo de la banda, que hace referencia a uno de los escritores japoneses más importantes del siglo XX, Yukio Mishima, hasta las guiños a poetas como Joan Vinyoli (en el título del disco Ahora y nada), a músicos poetas como Stephin Merritt (la versión del tema El libro del amor, incluida en el último disco, El agua clara) oa poetas del cine como Dreyer (en el videoclip del tema Todo vuelve a empezar, que abre uno de sus álbumes más celebrados, Orden y aventura), pasando por una iniciativa como La Nit de les Roses (un concierto que los Mishima ofrecen el día antes de Sant Jordi, acompañados por escritores que comparten escenario con ellos leyendo sus textos, o los de otros autores), lo literario de los Mishima es más que manifiesta. Sin que esto les convierta en una banda arty, ni pedante ni pretenciosa, ni les reste afortunadamente ni un poco de gracia ni de gancho popular.
En fin, este artículo sólo responde a una vieja voluntad de escribir que los Mishima hace tiempo que son una parte importante de la música de nuestro tiempo, y por tanto también de nuestras vidas. Ahora esta voluntad se ha vuelto necesitada, ya demasiado tardía, de agradecerles la música que han hecho y la que deben hacer. Así que gracias, David Carabén, gracias a cada uno de los miembros de la banda, y muchas gracias, muy especialmente, Marc Lloret. Quizás tú nunca has tenido un amigo imaginario...