Le Senne mira a la oposición tras desgajar la foto de Aurora Picornell
01/08/2025
Escriptor
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En la recepción de verano de los reyes de España en el Palau de Marivent, en Mallorca (un evento social que no tenemos espacio ni talento para elogiar como se merece), Gabriel Le Senne compartió con el rey Felipe VI su preocupación por la baja natalidad en Baleares: "los mallorquines vamos a la extinción", dijo, primero ante el monarca y después a las cámaras y a los micros de la prensa. Para los lectores que no lo sepan, Le Senne es el presidente del Parlament isleño, y recientemente también ha sido digitado como presidente de Vox en Baleares, por lo que intentaba estrenarse en el nuevo cargo con una conversación de estadista. También está pendiente de juicio por delito de odio, tras el famoso berrinche en el que rompió la foto de Aurora Picornell y las Rojas del Molinar, comunistas y sindicalistas asesinadas por el fascismo durante la Guerra Civil. Le Senne piensa que los mallorquines nos extinguimos porque las mujeres mallorquinas tienen pocos hijos y llegan, sin embargo, muchos inmigrantes. Pero la realidad es que el peligro de extinguirnos lo tendremos si su partido llega a obtener más poder del que ya tiene. Y algunos, de extinguirnos antes que otros.

Ante la sonrisa impávida de Felipe VI, que confraterniza siempre a gusto con los representantes de la derecha ultranacionalista (su reinado ha sido siempre controlado por ellos), Le Senne desgranó buena parte del ideario de la extrema derecha española: la mentira de la sustitución demográfica por parte de unos inmigrantes que vienen a invadirnos con su natalidad exuberante, la xenofobia contra los inmigrantes que ponen en peligro la patria, antifeminismo (el mensaje no demasiado encriptado es: las mujeres tiene que volver a sus roles tradicionales de criar, cuidar y mantener la casa, con las excepciones de las privilegiadas de determinadas élites) y la otra cara de esa misma moneda patriarcal, que es el natalismo.

El natalismo es otro gancho ideológico, no precisamente nuevo, destinado a sacar un rendimiento en términos de poder de algún miedo fácil de convocar. En este caso, es el miedo más fácil, más básico: "nosotros" vamos a desaparecer si no tenemos más hijos de los que tenemos, porque ahora mismo "ellos" tienen muchos más hijos que nosotros. Es un mensaje que habíamos oído en otras ocasiones (Jordi Pujol ya exhortaba a las catalanas a tener hijos), pero que ahora ha tomado fuerza global en los discursos de las ultraderechas recalentadas y vigorizadas. Desde el gobierno Trump (donde JD Vance es el portavoz natalista por antonomasia) hasta gente tan estimulante como Putin, Orbán o Milei, todos coinciden en imponer una misión a las mujeres que evidentemente conlleva una condena biológica y vital: les toca parir para salvar a la patria.

Por ahí van también los discursos de Vox en España y de Aliança Catalana en Catalunya, además de otros sectores nacionalistas que se complacen con las fantasías sobre matronas aguerridas que vienen a salvar de la perdición a la catalana tierra, como almogávares del paritorio. Atención porque es un discurso tan perverso como fácil de transmitir, literalmente por su visceralidad.

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