Presupuestos y mesa de diálogo, negociación a dos bandas

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El consejero de Economía  de la Generalitat, Jaume Giró

Por supuesto, no hay que dar las gracias a Hacienda por los datos anunciados este miércoles. Es dinero fruto de impuestos que se tendrían que recaudar directamente por la Generalitat de Catalunya, que, además, como es de sobra conocido, sufre un déficit fiscal histórico. Pero esto no quita que lo que ha pasado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) sea, en términos generales, positivo para el país y, más en concreto, para las finanzas catalanas. La moderada satisfacción expresada por el conseller de Economía, Jaume Giró, que, además, ha asistido a la reunión –cosa que hacía tiempo que no pasaba con sus predecesores– se tiene que entender en este sentido. Y se tiene que contextualizar en el marco de unas relaciones en reconstrucción entre los gobiernos catalán y español, a las puertas de una próxima Comisión Bilateral para seguir tratando cuestiones económicas y de competencias: una reunión, por cierto, que de momento no tiene ni orden del día ni prioridades consensuadas. El hecho, por otro lado, que este jueves el presidente Aragonès no asistiera a la conferencia de presidentes autonómicos también forma parte de este equilibrio negociador, con el horizonte de la mesa de diálogo político de septiembre. El gobierno catalán busca sacar réditos concretos sin rebajar planteamientos respecto al pleito soberanista. Aragonès y Giró se han repartido los papeles.

En todo caso, los resultados tangibles del CPFF son que los presupuestos catalanes recibirán 21.057 millones, un 6,8% más que el año anterior. El incremento medio autonómico es del 6% y Catalunya es la sexta más beneficiada, por detrás de la Rioja (8%), Cantabria (7,8), Canarias (7,3%), Extremadura (7,1%) y Galicia (6,9%). Además, no se tendrán que devolver las liquidaciones negativas de los anteriores ejercicios: en este caso, para Catalunya la liquidación negativa era especialmente relevante, de 1.024 millones de euros, a la cual ahora ya no tendrá que hacer frente. En la anterior crisis, la del 2008, no se perdonó nada, a pesar de que se dio un margen de 20 años para la devolución, lo cual todavía grava los presupuestos del Govern. Y el tercer punto positivo tiene que ver con el IVA pendiente de 2017, que igualmente queda condonado a través de una partida extra por anticipado de los presupuestos del Estado y que en el caso catalán son 458 millones.

Por el lado negativo, los fondos extra covid no se calcularán según el PIB, tal como pedía Catalunya y cómo sería lógico si del que se trata es de dar un nuevo impulso económico. El cálculo se hará por población, y esto supondrá que de los 13.000 millones iniciales previstos, Catalunya recibirá 2.160, un 16,6% del total. Y en el capítulo de malas noticias también está el hecho de que el margen de déficit para las autonomías se haya quedado en el 0,6%, cuando desde el Govern se pedía que fuera del 1,1%, lo cual parece poco realista por la evolución de la pandemia, una reanudación económica menos rápida de lo esperado y la previsible crisis social que aflorará el año que viene una vez dejen de ser efectivas las diferentes políticas que han hecho de escudo social, desde los ERTE hasta la congelación de los desahucios. Socialmente, 2022 puede ser un año complicado y un margen de déficit más amplio permitiría responder mejor a las necesidades de los ciudadanos.

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