Recordatorio: los gibraltareños no quieren ser españoles

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El peñón de Gibraltar

La selección española de fútbol llegó a Madrid con la aureola de representar el aire fresco de la juventud que sube y con la izquierda presumiendo de selección plurinacional y multicultural (que es de lo que suele presumir la izquierda hispana para disimular la misma pulsión nacionalista de todos) en una especie de “no importa de dónde venimos” y “una bandera nos hermana” pero en versiónrojigualda.

Pero he aquí que varios litros de cerveza más tarde, la celebración de la Eurocopa acabó al grito de “¡Gibraltar español!”, lo mismo que llamaban a los falangistas exaltados que enviaba en los años cuarenta, ante la embajada británica en Madrid, Ramon Serrano Súñer, ministro y cuñado de Franco. España había ganado en Inglaterra por 2 a 1, ya falta de la devolución del peñón, la victoria sobre la pérfida Albión daba juego para hacer la reivindicación patriótica, aunque fuera de broma fácil, para complacer a un auditorio aún más fácil. Hay muchos champús que dicen que sacan la caspa y no la sacan,al loro!

El problema es que a los gibraltareños no les interesa ser españoles. En La Línea de la Concepción el paro es del 31% y en Gibraltar hay pleno empleo, entre otras cosas porque 15.000 trabajadores que viven en España creen la verja cada día para ir al trabajo sin que, al parecer, no tengan ninguna problema de conciencia nacional de estar ganando la vida en un pedazo de la Península Ibérica bajo soberanía británica. Las celebraciones deportivas con futbolistas bebidos y un micrófono en la mano deberían acabar por el bien de todos, empezando por el de los propios futbolistas.

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