Ucrania ya es uno de los nuestros (o quizás todavía no)

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La presidenta de la Comisión  Europea, Ursula von der Leyen.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha puesto entusiasmo y se ha vestido de amarillo y azul para explicar que, finalmente, el organismo recomendaba aceptar la solicitud de Ucrania para unirse a la Unión Europea, una decisión que se da por hecho a pesar de que se tiene que ratificar a la cumbre de jefes de estados de la semana que viene. Es un primer paso importante pero muy incipiente que únicamente abre la puerta a la posibilidad de que pueda ser candidato, cosa que supone que ahora tiene que cumplir muchos requisitos no muy fáciles de conseguir, y menos en un país en guerra, antes de obtener el visto bueno definitivo para empezar una negociación que igualmente podría ser muy larga. En todo caso, la aprobación de la solicitud tiene un componente simbólico muy importante que muestra sobre todo el apoyo europeo al país y, en definitiva, deja claro ante el mundo, y sobre todo de Rusia, que ya lo consideramos "uno de nuestros". La visita que hicieron jueves el presidente francés, Emmanuel Macron, el canciller alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro italiano, Mario Draghi, a Kiev ya fue premonitoria de este apoyo al país y a su presidente, Volodímir Zelenski. No se sabe si, además de hablar de la candidatura, también se pactó un calendario de cara a la negociación con Rusia, que la UE también espera que sea rápida para evitar las consecuencias económicas de la guerra.

La de Ucrania ha sido una negociación forzada por las circunstancias y que se ha hecho en un tiempo récord, teniendo en cuenta los tiempos de la UE. Bosnia y Kosovo hace años que la piden y todavía esperan respuesta. Y de los que ya son candidatos, Turquía lleva 23 años esperando avanzar en la negociación, y Macedonia del Norte lleva 16. Ahora Ucrania, y también Moldavia –que teme por su soberanía por el conflicto con Rusia en su frontera y también ha sido aceptada hoy–, se sumarán a la lista de los otros países candidatos, a los que, además de los citados antes, se han de sumar también Albania, Serbia y Montenegro. La petición que había hecho Georgia, en cambio, no se ha aceptado porque no cumplía ni las condiciones para ser un candidato viable, todavía.

Y es que los requisitos para ser aceptado en el club europeo son estrictos y exigen a los países cambios estructurales importantes en su organización interna, tanto a escala económica como política. En el caso de Ucrania, tendrá que mejorar en temas como el control de la corrupción, el respeto a las libertades generales y los derechos de la comunidad LGTBI, la independencia judicial o las garantías a las minorías nacionales y lingüísticas, sin olvidar que económicamente está muy por debajo de la media europea y que su PIB es muy inferior al de los países más pobres de la UE. Y no se podrá poner a ello seriamente hasta que acabe el conflicto, que todavía no se sabe cuánto puede durar, y hasta que no esté en marcha la reconstrucción, para la cual sin duda recibirá muchas ayudas. El entusiasmo actual de la CE y algunos países de la UE para asegurar la acogida de Ucrania se puede ir apaciguando con el tiempo, y ahora mismo ni siquiera tiene convencidos a todos los socios. El camino será largo.

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