BarcelonaFinalmente, el próximo miércoles, día 15, empezará la vacunación contra el covid de los niños de entre 5 y 11 años a todo el Estado, con las dosis pediátricas de Pfizer, la única autorizada de momento por la EMA para esta franja de edad. Los últimos datos sobre contagios ya avisaban de que los niños se estaban convirtiendo en un importante foco de transmisión, igual que toda la población no vacunada en general, y por lo tanto este es un paso necesario si se quiere parar el actual repunte de casos. Esta vacunación tiene la particularidad de que no tiene tanto el objetivo de proteger los niños de la enfermedad, que también, como de reducir su capacidad de transmisión. Desde el principio de la pandemia se ha visto cómo el covid se ensañaba con la gente mayor y casi no había casos graves entre los niños. Por lo tanto, se trata de vacunar a los niños para proteger los mayores, en un tipo de operación de solidaridad intergeneracional que también busca facilitar que niños y abuelos puedan convivir sin problemas.
Después de que en verano se pusiera en marcha la vacunación a los jóvenes de entre 12 y 17 años, cada vez hay menos franjas de edad desprotegidas. Se calcula que en Catalunya hay unos 400.000 niños de entre 5 y 11 años, y ahora la Generalitat tendrá que decidir cómo pone en marcha la vacunación. Lo único que parece claro es que se empezará por los de 11 años y se irá bajando, pero todavía queda para definir, por ejemplo, si habrá vacunaciones en las escuelas. El gobierno español ha dado libertad a las comunidades autónomas en este sentido.
El anuncio coincide con un aumento de las restricciones en todas partes debido al avance de la variante ómicron. Francia ha vuelto a cerrar el ocio nocturno y cada vez más países se inclinan por hacer obligatoria la vacuna –el último a sumarse ha sido Chequia–. Al final, y más allá de la gestión de cada país, la variable del número de antivacunas o negacionistas se está revelando como un factor fundamental en la lucha contra la pandemia. Paradójicamente, cuanta más oposición hay a las vacunas y a las restricciones, más posibilidades que los gobiernos acaben imponiendo la obligatoriedad.
En Catalunya, con un índice de vacunación elevado, la Generalitat ha optado hasta ahora por evitar la mano dura a la hora de hacer cumplir la obligatoriedad de presentar el certificado covid en lugares como el ocio nocturno o la restauración, pero la aceleración de los contagios ha hecho virar el Govern, que este lunes ha anunciado que se pondrán en marcha controles aleatorios. Todo el mundo tiene que tomar conciencia de la gravedad de la situación, sobre todo el sector de la hostelería, que no se puede permitir un nuevo cierre. Por lo tanto, tendría que ser el principal interesado porque los controles del pasaporte covid funcionen y sean eficaces. En esta pandemia se ha puesto de manifiesto que la responsabilidad individual es la clave para luchar contra un virus, puesto que no puede haber un policía a cada esquina ni a la entrada de cada bar. Depende de todo el mundo que las fiestas navideñas se puedan celebrar con algo más de normalidad y con seguridad.