Vecinos que mueven muebles por la noche

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Pregunte y verá como muchísima gente le dice que, de vez en cuando, a sus vecinos les da por mover muebles en medio de la noche. Seguramente que a usted, querido lector, también le ha pasado. Normalmente va de la siguiente manera. Estamos durmiendo plácidamente cuando de repente oímos claramente como por encima del techo alguien está arrastrando muebles. Nos despertamos. No sabemos del cierto la hora porque estamos medio dormidos. No son muebles pequeños, parece una cómoda, un armario, una mesa grande. ¡Qué alboroto! Parece ser que los vecinos están modificando la distribución de toda la casa. Nos dormimos. Nos vuelve a despertar otro mueble. ¿Pero que demonios hacen?, nos preguntamos. Y al final nos dormimos.

El día siguiente lo preguntamos a nuestra pareja. “Pues yo no he oído nada”, responde. Nos cruzamos con los vecinos y directamente preguntamos: “Perdone, ¿ayer por la noche estuvieron moviendo muebles en casa, verdad?” Y el vecino nos responde: “¿Nosotros? Pues no”.

Y es cuando quedamos boquiabiertos. La cuestión es que esto nos pasa varias veces al año y uno empieza a pensar que tal vez son fantasmas. Y nos imaginamos que alguien debía de vivir en aquel piso o en el nuestro hace años y que murió, y que quizás su alma vuelve de vez en cuando a poner los muebles como los tenía cuando estaba vivo. Y por unos momentos nos preguntamos si no estamos en la película de Amenábar de Los otros, donde los vivos estaban muertos y los muertos estaban vivos. Y nos invade el miedo y pensamos que son tonterías, hasta que volvemos a oír movimiento de muebles.

Esto le pasa a casi todo el mundo y yo solo tengo una explicación.

La explicación es que oímos mover muebles cuando sabemos que tenemos que afrontar cambios en nuestra vida. Un cambio de trabajo, de orientación profesional, de pareja, de ciudad, de forma de vida. A menudo cambiamos de vida sin cambiarnos de piso. La mente está inquieta y un pequeño movimiento de la silla del vecino al levantarse de la mesa nos parece el movimiento de un armario gigante. O solo barren y parece que arrastran camas.

Es nuestra mente, sometida a distorsiones de la percepción en función de nuestros pensamientos, de nuestras inquietudes. A partir de ahora, cuando oiga muebles que se mueven por la noche no se pregunte “¿pero qué demonios hacen?”, sino “¿pero qué demonios hago?”.

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