Zombis de 1869 y 2025
Una de las cosas que está pasando es que personas que creen que están vivas están muertas. No me refiero a nuestros amigos vampiros, fantasmas, zombies y tantos otros, con los que pasamos grandes noches, debatiendo sobre la vida y la muerte, imantados a pasaportes de etanol que nos permiten libre circulación transfronteriza. Hablo de gente que vive en la Cataluña del 2025 y que cree que es la de 1980, 1990 o 2000. Stop momies.
El muerto viviente camina, zigzaguea o micciona por las calles del país como si la lengua, la tele, la radio, la prensa, las empresas, los pueblos, los inmigrantes, el cielo, las musarañas, las lechugas… Todo fuera igual que en 1981, en 1992, o en 2000. oralmente, gustativamente, olfativamente ni táctilmente que todo ha cambiado. Seres crepusculares dicen que el catalán está bien. Que en los pueblos todo el mundo va con tractor. Criaturas que creen que internet es un jarabe de la tos. Hay catalanes habitando a los congeladores. Y en las gazapos de conejos en el alioli, bunkers postnucleares. También dentro de las latas de sardinas encapuchadas. No se quiere cree. Y así nos va. Lo dijo el profeta.
"En España no la va a reconocer ni la madre que la pareja". Lo dijo el maestro sanador Alfonso Guerra, en febrero de 1986 en un mitin en Sevilla. Ciertamente ha sido así. España, Cataluña, que es España, que es más España que nunca, que va por el camino de ser más España que la España más España… Si vamos hacia aquí es porque volvemos al origen. Estamos. Estamos más en 1869 que en el 198.
Eran cuatro gatos, y algún ratón tuerto, los que en 1869 crearon un grupo totalmente, plenamente, íntegramente catalanista. Sólo eran 50 seres, pero vivos, en medio del zombismo del país de la lengua catalana en Cataluña, Valencia y Baleares.Combatir la castellanización de Cataluña. El castellano que se quiere imponer en Barcelona. y sus antiguas instituciones". Por tanto, échele fuego a la barraca: un nuevo resurgir, renacimiento, resurrección, etc., etc. Como digo, seguro que no te dringa ni un Do menor de todo esto. ¿Verdad?
Estamos allí, quiero decir que estamos aquí. Principios de botánica funeraria. El escritor y abogado barcelonés es el padre de los cementerios modernos en Europa (impulsa al de Montjuïc). Los catalanes somos europeístas incluso en el más allá. Lo deja escrito. Esto. Es vital la vegetación de los cementerios. Nada de plantas venenosas, espinosas. Tampoco frutales, porque nos comeríamos a los muertos. Por eso hay cipreses y no manzanos, melocotoneros, cerezos… Estaríamos tragando la tía, el padrino, el primo… en formato pieza de fruta. Quizá lo que ocurre ahora es eso.
Antropofagia. Canibalismo. Nos comemos. Somos un cementerio haciendo una atraconera colectiva y socializada. Necesitamos volver a plantar, para renacer, resucitar, cipreses. Misiles de continuidad de futuro. Y, por supuesto, enterrar, que ya es la hora, y su hora, los zombies.
