Andri, un alcalde del PP con el corazón roto

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Manifestación ante la sede del PP en defensa de Ayuso y en contra de Casado y Egea

MadridEl debate en Madrid es si la implosión que está viviendo el PP es más o menos grave que la que vivió el PSOE en 2016. Por diferentes motivos yo creo que sí, que la recomposición será mucho más difícil, pero antes veamos algunos ejemplos reveladores de la profundidad de la crisis.

Andrés Martínez Castellà, conocido como Andri, es alcalde de Peñíscola, en el Baix Maestrat, desde 2002. Siempre con mayoría absoluta, incluso en los peores momentos, cuando su partido a nivel valenciano cayó en picado por los casos de corrupción. Andri es el típico alcalde que se pasea mucho por el pueblo hablando con todo el mundo, con su pulsera rojigualda, y fue de los primeros en hacerse una foto con Ayuso y hacerla correr por las redes. Si algo tiene Andri, como buen alcalde, es olfato electoral. Y como él, centenares y quizás miles de alcaldes del PP tienen el corazón roto y temen por su silla. Desde el 15 de febrero que Andri no dice nada en Twitter, donde es muy activo. No cuesta nada imaginárselo con el móvil en la mano, dudando sobre cuál será el bando ganador y el precio de tomar partido por unos u otros.

En cambio, el nuevo líder popular de los valencianos, Carlos Mazón, no pudo elegir si tenía que hacer el tuit o no. Como ha sido puesto a dedo por el líder, Pablo Casado, fue obligado a posicionarse de su lado, aunque él mismo piense que es un suicidio político. Así pues, a los pocos instantes de hacer su tuit de apoyo a Casado, ya tenía un millar de respuestas de votantes populares indignados que lo acusaban de traidor y se alineaban con Ayuso. Una tragedia para las aspiraciones de Mazón, que ha ligado su futuro al de Casado.

En ciertos círculos se alimenta ahora la esperanza de una solución Feijóo para el PP, y es cierto que nadie en el partido tiene la autoridad moral que él tiene después de retener las mayorías absolutas y vallar el paso a la extrema derecha. Esta opción, sin embargo, ignora que Feijóo no representa la centralidad dentro del PP, sino su alma más moderada y pragmática. Y esto quiere decir que en el sistema Madrid, Feijóo es casi un nacionalista gallego, un socialdemócrata, un pusilánime que sería capaz de llegar a acuerdos con Sánchez. Por eso, si Feijóo diese el salto, lo que es muy dudoso, se encontraría un ambiente hostil en Madrid. 

La gran obsesión de Casado era hacer equilibrios entre los dos extremos del partido, representados por Ayuso y Feijóo. Pero para hacerlo necesitaba una habilidad y una mano izquierda que no tiene, por eso ha proyectado la imagen de ir dando tumbos sin ningún rumbo claro. Un día moderado, un día radical, e ir tirando.

La conclusión es que el PP no tiene, hoy por hoy, un perfil salvador y capaz de reunificar el partido como lo que acabó siendo Pedro Sánchez en el PSOE. Aquí hay, además de una lucha descarnada por el poder, una fractura cada vez más evidente entre dos PP: los que quieren pactar con Vox y los que no. Y el que venga ya no podrá hacer equilibrios.

1.
Flores para Casado
Un repartidor porta una corona funerària a la seu del PP

La sede del PP volvió a ser el jueves objetivo de la broma del repartidor, aprovechando la concentración de apoyo a Ayuso. En medio de la protesta llegó un repartidor, que intentó entregar una corona de flores típica de los entierros. “Pablo Casado. Siempre te recordaremos”, decía el mensaje irónico. El conserje del PP no aceptó el pedido argumentando que allí no se había muerto nadie.

2.
Troleo amigo a Casero
El diputat al Congrés i secretari d'organització del PP, Alberto Casero

El error fatal en la votación electrónica que provocó la aprobación de la reforma laboral no le ha salido gratis a Alberto Casero, y se acumulan las bromas sobre su incapacidad para entender cómo funcionan las votaciones. Esta semana en el Congreso fueron los mismos diputados del PP los que lo troleaban diciéndole que se fijara bien en el dedo que mostraba el portavoz del partido para señalar el sentido del voto.

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