Artadi admite que Puigdemont la envió a una reunión con emisarios rusos antes de la DUI

El empresario ruso vinculado al entorno del 'expresident' niega las conexiones con el independentismo

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BarcelonaUnos días antes de la DUI, entre el 21 y el 24 de octubre, Carles Puigdemont envió a Elsa Artadi a una reunión con emisarios rusos para hablar de criptomonedas. Sabiendo que la conversación giraría en torno al dinero electrónico, el entonces president pidió a Artadi, en aquel momento directora general de Coordinación Interdepartamental, que acudiera por su condición de economista. El encuentro duró 20 minutos, tuvo lugar en el Hotel Colón de Barcelona, ante la catedral y muy cerca del Palau de la Generalitat, y participaron de ella el exresponsable de internacional de CDC, Víctor Terradelles -el impulsor de la reunión-, un emisario ruso y otro catalán con vínculos con Moscú.

Así lo ha asegurado este martes Artadi ante el juez de la operación Volhov, según fuentes judiciales. La exconsellera ha comparecido como testigo, y ha calificado la reunión de "difusa", puesto que no se presentó nadie y ella dejó claro que el Govern no tenía ningún plan para usar criptomonedas. Esta sería la primera reunión de las dos en las que Artadi participó con emisarios rusos, y según ha reconocido, Puigdemont participó en la segunda, que fue al cabo de dos días en la Casa dels Canonges. Según el exlíder de Junts, el encuentro duró tres o cuatro minutos y no recuerda del todo de qué se habló. Con todo, ha afirmado que nadie dio crédito a los contenidos de los encuentros. Una vez acabada la declaración, y ante algunas inconcreciones, el juez ha cuestionado la credibilidad de Artadi y la ha advertido de consecuencias penales.

Antes de Artadi ha declarado como investigado el empresario ruso establecido en Catalunya Aleksandr Dmitrenko, vinculado al entorno de Puigdemont y especialmente al jefe de su oficina, Josep Lluís Alay. Desmintiendo lo que dicen las investigaciones de la Guardia Civil, Dmitrenko ha asegurado que no tiene nada que ver con el independentismo. Con Alay sí, a quien ha definido como un amigo, según fuentes judiciales, pero se ha desmarcado de cualquier relación con el Procés. De hecho, cuando le han preguntado sobre si Rusia iba con España o con Catalunya el 2017, Dmitrenko ha respondido que con España. Y sobre los famosos 10.000 soldados rusos que supuestamente se habían ofrecido al independentismo, ha respondido que no sabía nada y que era “absurdo”.

Aleksandr Dmitrenko este martes saliendo de la Ciutat de la Justicia .

La declaración de Dmitrenko, a quien la policía española considera un espía ruso, se ha centrado sobre todo en una operación: la compraventa de gas licuado entre compañías rusas y chinas en la cual él actuó como intermediario, un movimiento que la Guardia Civil sospechaba que podía ir dirigido a financiar el Procés. En todo momento, Dmitrenko ha enmarcado esta transacción en sus negocios particulares. Él facilitó la compraventa y, a cambio, se llevaba 295.000 euros, un 5% de la operación. Un dinero que todavía no ha cobrado porque hubo un retraso en la entrega y la operación se acabó cancelando con un juicio mercantil todavía abierto. En la operación intervino Artem Lukoyanov, hijo adoptivo de Vlasilav Shurkov –también conocido como el cardenal gris–, un importante exasessor de Vladímir Putin.

Y la gran pregunta de la sala ha sido por qué en el teléfono intervenido de Alay se encontró un chat en que se hablaba de esta operación y se decía que sería muy importante para Catalunya. "La enhorabuena a todos nosotros [...]. Primer gran paso hecho", envió Dmitrenko. "Muy importante [...]. Ya hablaré directamente con el presidente tema Cambra y energía", respondió Alay. Dmitrenko ha dado tres motivos: que eran amigos con Alay y era normal que se alegrara por él; que tributaba en Catalunya y, por lo tanto, declararía su parte de la transacción aquí, y también que la operación abriría la puerta a más negocios que beneficiarían el puerto de Barcelona y el de Tarragona.  Según Dmitrenko, él se hizo amigo del Alay académico, no del político, y todo empezó cuando la actual mano derecha de Puigdemont le abrió la puerta a la Cambra de Comerç de Barcelona. Dmitrenko se convirtió en embajador de la cámara en Rusia y, como agradecimiento, invitó a Alay a dos ponencias en universidades rusas. 

Josep Lluís Alay, en una imagen de archivo.
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