PROTAGONISTA COLATERAL

Un castellano de toda la vida como ariete de Pablo Casado

El presidente de Castilla y León ha decidido avanzar las elecciones por el temor a una alianza entre PSOE y Cs

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Mireia Esteve
2 min
Un castellano de toda 
 La vida como ariete de Pablo 
 Casado

Hace dos años, en las primeras elecciones autonómicas en las que se presentaba, el popular Alfonso Fernández Mañueco (Salamanca, 1965) se quedó muy lejos de revalidar las tres mayorías absolutas que su predecesor, Juan Vicente Herrera, había conseguido en los dieciocho años que estuvo al frente de la Junta de Castilla y León. Mañueco, de hecho, perdió las elecciones, pero un pacto con Ciutadans le permitió llegar a presidir la comunidad leonesa. Emulando la estrategia de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, esta semana Mañueco ha decidido romper con el partido naranja y avanzar las elecciones al 13 de febrero. Temía una alianza entre Cs y el PSOE para impulsar una moción de censura después de un primer intento fracasado de los socialistas el marzo pasado.

Abogado e hijo de uno de los últimos alcaldes franquistas de Salamanca, Marcelo Fernández Nieto, Mañueco se interesó por la política de muy joven, cuando se afilió a las Nuevas Generaciones del PP. Fue escalando posiciones dentro del partido y también en las instituciones: como su padre, entre 2011 y 2018 fue alcalde de Salamanca, donde se negó durante años a retirar el medallón de Franco de la plaza mayor de la ciudad. “Es un hombre tranquilo y muy de su tierra”, dice una persona que trabaja codo con codo con él. “Muy castellano de toda la vida, Salamanca puro”, añade otra que lo conoce, y coincide con otras voces al describirlo como un político “poco llamativo”. La pasión por Castilla y León la comparte con el líder del PP, Pablo Casado, nacido en Palencia. Pero la sintonía acaba aquí. No es ningun secreto la mala relación entre Mañueco y la cúpula de los populares -el presidente leonés apoyó a la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en el congreso de 2018-, y lo ejemplifican episodios como el hecho de que contratara como asesor a Pedro Viñarás, exgerente del partido que Casado había cesado.

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