De la Cataluña Norte a Sant Jordi: los equilibrios de Salvador Illa con el independentismo y el españolismo
La convención nacional pactada con ERC sigue sin concretarse, mientras el presidente intenta promover el uso del catalán
BarcelonaSalvador Illa relevó esta semana Christopher Person, el hasta ahora director general de la Casa de la Generalidad en Perpiñán. El cese, que el ejecutivo vendió como una decisión "personal" del propio Person, llegaba tras la polémica de negarse a hablar de la Catalunya Nord durante su comparecencia en el Parlament. Una posición que enervó a las formaciones independentistas, que exigieron su destitución. Éste ha sido el primer incendio con el independentismo que ha tenido que sofocar Isla. Pero los equilibrios del presidente con el soberanismo han sido una constante desde que ha asumido las riendas de la Generalitat: ha puesto la directa con la lengua catalana –no sin críticas de las formaciones independentistas–, pero ha dejado en standby cuestiones que quieren poner de nuevo el conflicto político en un primer plano.
Ha pasado con la "Convención Nacional por la resolución del conflicto político" pactada entre el PSC y ERC por la investidura de Salvador Illa y que debía constituirse en el "primer pleno del Parlamento posterior a la constitución del nuevo Gobierno", según el acuerdo. El presidente ha repetido por activa y por pasiva que quiere cumplir con todo lo firmado, pero ha pasado más de medio año y no hay ningún indicio de que este acuerdo se materialice a corto plazo. Fuentes socialistas y republicanas admiten que todo sigue detenido. Abordar esta cuestión supondría reabrir un asunto que incomoda a los socialistas y que Salvador Illa ha intentado enterrar desde que ha llegado al ejecutivo. Ahora bien, también es cierto que existe poca predisposición de formaciones independentistas como Junts para participar, porque no lo ven como una salida al conflicto político. Esquerra pactó con el PSC que este organismo debía abordar "la resolución del conflicto político" y presentar sus "conclusiones en el Parlament", además de realizar un "monitoraje de la aplicación de la ley de amnistía". Por todo ello, el ejecutivo debía crear una oficina que "asegurara" todos los recursos humanos y materiales para que la convención funcionara.
La lengua catalana
El independentismo también presiona a Isla con la lengua, mientras que el españolismo también le intenta condicionar en sentido contrario. Mientras ERC, Junts y la CUP le reclaman un compromiso más firme con el catalán y fruncen la nariz cada vez que el presidente hace alguna intervención en castellano (por ejemplo, en el Parlament o en algún discurso con personalidades del Estado), el españolismo civil lamenta que el socialista haya dejado de reivindicar compromisos como la vehicularidad del castellano en la escuela. El punto de acuerdo entre el PSC y Esquerra en esta carpeta fue crear una consejería de Política Lingüística, encabezada por el ex alto cargo del Govern de ERC, Francesc Xavier Vila. Para encontrar un consenso con el resto de fuerzas políticas, también se acordó firmar un Pacto Nacional por la Lengua en los primeros cien días de la legislatura, dotado con 200 millones en el primer año. Aún no ha llegado.
De hecho, la voluntad del Gobierno de cerrar un pacto de país por la lengua tiene muchos números por descarrilar. La CUP se ha descolgado y Junts dice que no firmará nada con un presidente que "baja la cabeza ante la vulneración de los derechos de los catalanohablantes" y que utiliza el castellano de forma recurrente en sus intervenciones. Sin renunciar a sumar Juntos, Salvador Illa ha tendido la mano varias veces al PP, pero los populares no quieren ni oír hablar de ello. Esto dejaría al Pacto con únicamente ERC, PSC y Comuns como firmantes y que el Govern no podría reivindicar como un acuerdo de consenso.
En paralelo, y como medidas para potenciar el uso social de la lengua, el ejecutivo ya ha anunciado la puesta en marcha de un canal íntegramente en catalán en RTVE y se propone incrementar en 30.000 las plazas de cursos de catalán para hacer frente a la carencia de oferta, con una inversión de 8,8 millones. En la medida de lo que puede –la competencia es del Estado–, también trata de empujar por el catalán a Europa desbrozando el camino hacia la oficialidad del catalán: el consejero de Unión Europea y Acción Exterior, Jaume Duch, se reunió con la embajadora de Polonia, que tiene la presidencia de turno en el Consell, para tratar de interceder en favor de todos.
El próximo Sant Jordi
Los equilibrios de Isla con el independentismo y el españolismo ya se hicieron evidentes nada más empezar la legislatura. El Gobierno programó en un mismo día una reunión con Òmnium y una con Societat Civil Catalana, una manera de situarse en medio y exhibir mano tendida a ambos lados del conflicto. Ahora bien, el plan del ejecutivo se fue al garete cuando la entidad cultural anuló el encuentro alegando motivos de agenda y pidió hacerlo otro día. Los malabarismos se reproducirán por Sant Jordi. El Gobierno ha decidido promover el día en todo el Estado y ha situado, por ejemplo, una lona gigante en Madrid donde se puede ver una pequeña bandera y el lema "Dragón, libro, rosa" en catalán y en castellano. La promoción también se ha realizado en medios de comunicación estatales. En la víspera del 23 de abril, Salvador Illa hará un coloquio con el escritor Javier Cercas, muy crítico con el independentismo y la amnistía.