CRÓNICA

Cataluña será pallaquista o no será

La presentación de la biografía de Josep Pallach reúne al presidente de la Generalitat, Salvador Illa, al del Parlament, Josep Rull, ya los expresidentes Jordi Pujol y Pere Aragonès

Presentación Pallach 1
14/02/2025
3 min

BarcelonaLa huella de Josep Pallach en la política catalana fue tan profunda que sólo así se explica que la presentación de la biografía que ha escrito Joan Safont, Josep Pallach, política y pedagogía (Pòrtic), reuniera en un mismo espacio, la librería Jaimes de Barcelona, ​​el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, el del Parlament, Josep Rull, y los expresidentes Pujol y Aragonès. Un referente de cada una de las tres familias políticas centrales de la actual política catalana. "Existe el gen pallaquista", proclamó Safont para describir una forma de hacer política basada en el diálogo, la tolerancia y el pragmatismo.

Entre el público estaban pallaquistas históricos, como Joan Tàpia, Joan Majó o Irene Rigau, y pallaquistas de espíritu, como el diputado de ERC Carles Campuzano o el ex secretario general de Junts Jordi Sánchez, hoy apartado de la política. La hija de Pallach, Antonia, tomó la palabra ante todo para informar de que su madre, Teresa Juvé, de 104 años, se recupera de una rotura de fémur.

El lamento de Carabén

La conductora del acto, la directora del ARA, Esther Vera, dejó claro de entrada que ese acto era en sí una anomalía. "En Francia Pallach tendría escuelas a su nombre, plazas, calles y un puñado de biografías", dijo. También intervino David Carabén en calidad de hijo de pallaquista y autor de una canción, ¡Ponme más gin, David!, donde se habla del político catalán. Carabén la clavó al hablar del "misterio Pallach" y lamentó ante un Isla impertérrito no haber tenido un PSC de estricta obediencia catalana.

Esther Vera, Joan Safont y David Carabén en la presentación de la biografía de Josep Pallach.

Pero ¿qué pensaba realmente Pallach de cuestiones que, medio siglo después, siguen siendo de plena actualidad como "el catalán, la escuela o la relación con España?", inquirió Vera. Safont respondió con una frase de Pallach que resulta muy definitoria de su pensamiento, y quizás también del país, añadiría yo: "Como catalán, soy partidario del derecho a la autodeterminación, pero como socialista soy partidario de la federación". En esta aparente contradicción se esconde la naturaleza del pallaquismo, esta aleación inseparable entre los valores de la socialdemocracia y el catalanismo y un pragmatismo que le lleva a convertirse en un outsider de la época. "Pallach fue un profeta, un avanzado que no pudo ver cómo su ideario, la socialdemocracia, era adoptado por una mayoría social", explicó Safont. Antes, Josep Ramoneda, en nombre del Grup 62, ya había advertido que en una época de radicalismos revolucionarios Pallach era una rara ancianos. Alguien que había colaborado con Andreu Nin (y al que veía como demasiado intelectual), que había combatido al nazismo en la Resistencia francesa, que había hecho política en la clandestinidad durante el franquismo, que propició el regreso de Tarradellas (a pesar de haber sido enfrentado) y que estaba apadrinado por el SPD alemán.

Hacia el final, Esther Vera hace la pregunta que todo el mundo tiene en la cabeza pero nadie se atreve a hacer: "¿Qué habría pasado si Pallach no hubiera muerto ese fatídico 11 de enero de 1977?" "La bola de cristal no es una herramienta del historiador, pero habría tenido un protagonismo destacado en la política catalana seguro", responde Safont. ¿Habría sido una Colina de izquierdas, como ha sugerido Ignasi Aragay? Lo único cierto es que, viendo el acto de ayer, Catalunya será pallaquista o no será.

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