La guerra con Ayuso moviliza las bases y deja a Casado acorralado

Centenares de personas piden la dimisión del líder popular, que hoy reúne a la dirección

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Protesta ante la sede del PP en contra de Casado de partidarios de Ayuso.

MadridHasta este domingo, la imagen de militantes manifestándose ante la sede de su propio partido era exclusiva del PSOE. Fue en 2016, cuando decenas de afiliados se concentraron ante el edificio de la calle Ferraz para apoyar al actual presidente español, Pedro Sánchez, en su pugna con Susana Díaz. Seis años más tarde, la fotografía se ha repetido este domingo en la calle Génova de Madrid. Centenares de personas –unas 3.500 según la Delegación del gobierno español en Madrid– se han plantado ante las puertas de la sede del PP –en una manifestación no comunicada– para exhibir su apoyo a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y pedir la dimisión al presidente de los populares, Pablo Casado. El líder conservador empieza a estar cada vez más acorralado: crece la presión de las bases, de los dirigentes territoriales y del poder mediático para que deje el cargo.

Este lunes Casado reúne al comité de dirección, como hace habitualmente este día de la semana, pero la convocatoria de mañana por la mañana toma especial relevancia porque es donde el líder popular y su núcleo duro tendrán que decidir qué ficha mueven para responder a la manifestación de ayer. Desde que estalló la crisis al partido, el pasado jueves, el secretario general del PP y mano derecha de Casado, Teodoro García Egea, ha estado en el punto de mira entre los críticos con la gestión de la dirección de la batalla con Ayuso. No solo los ayusistas habían puesto a Egea en la diana, sino que la mayoría de barones también habían pedido su cabeza. Solo el presidente de Murcia, Fernando López Miras, continúa haciendo piña con la gestión de la dirección estatal.

Casado intentó un gesto conciliador con la presidenta madrileña el sábado, cuando dio por buenas sus explicaciones sobre la comisión de 55.580 euros + IVA que había cobrado su hermano por comprar mascarillas en la China, y se mostró dispuesto a cerrarle el expediente. Para Ayuso no fue suficiente y la reunión que mantuvo con el líder popular el viernes por la tarde acabó sin acuerdo. Han pasado los días y, a pesar de que la presión ha ido creciendo, Pablo Casado ha continuado sin tocar la pieza de Egea.

Y ahora se ha llegado a un punto en el que es probable que ni con la cabeza del secretario general haya suficiente para poner paz en el partido. Ayer ante la sede del PP las peticiones de dimisión ya no iban dirigidas solo a Teodoro García Egea, sino que el blanco de todas las proclamas era Pablo Casado. “Casado dimisión”, “Casado, cobarde”, “Ayuso sí, Casado no” y “Ayuso presidenta”. Incluso una pancarta tildaba a Casado y Egea de “incapacitados” y “títeres” y defendía que la solución para los males del partido pasa por Ayuso y otras caras como la del presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo; el andaluz, Juan Manuel Moreno; la diputada Cayetana Álvarez de Toledo y la expresidenta Esperanza Aguirre. 

Partidarios de Ayuso reclamando la dimisión de Pablo Casado ante la sede del PP

A los llamamientos de los manifestantes también se ha sumado precisamente Álvarez de Toledo, que desde Sevilla ha sido explícita y ha pedido a Pablo Casado que dé un paso al lado. Al líder popular la presión no le llega solo desde dentro del partido, sino que desde que ha estallado la guerra con Ayuso, los medios de comunicación conservadores estatales son un actor más del conflicto, la mayoría alineados con la presidenta madrileña. El diario Abc, por ejemplo, no ha tardado ni una hora después de la manifestación de Génova en publicar su editorial, en el que pedía la dimisión inmediata de Casado y por la tarde se le ha sumado El Mundo.

¿Congreso extraordinario?

En el mes de julio hará cuatro años que el líder conservador cogió las riendas del PP después de ganar las primarias a la ex vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría. El congreso que se tenía que convocar de manera ordinaria este verano tenía que servir para revalidar el liderazgo de Casado cuando falta poco más de un año para las próximas elecciones generales. Es evidente, sin embargo, que esta estrategia ha quedado en papel mojado. Si finalmente Casado cediera a las presiones de los críticos, tendría dos opciones sobre la mesa para intentar taponar la crisis: cesar a su mano derecha y esperar el congreso del verano para someter a debate el liderazgo del partido, o adelantar el cónclave y convocar uno extraordinario para que la militancia elija un nuevo presidente ya. Para sustituir al secretario general, no sería necesario convocar un congreso, sino que el comité ejecutivo –del cual forma parte la dirección y también los diferentes dirigentes territoriales– podría validar el cambio.

Para escoger un nuevo presidente, los estatutos marcan que solo se puede hacer a través de un congreso, que lo puede proponer el mismo presidente saliente y lo tienen que validar los miembros de la junta directiva –formada por 550 personas entre la dirección estatal, los presidentes y secretarios generales territoriales y diputados, senadores y alcaldes–. O también lo pueden pedir dos terceras partes de los más de 500 representantes de esta junta. Es decir, si Casado no diera el paso de convocar un congreso, los críticos tendrían que organizarse para conseguir el apoyo de 363 cargos. Sería la prueba de fuego para ver hasta dónde llega la oposición interna al tándem Casado-Egea. 

“Hago un llamamiento a los miembros de la junta directiva del PP para un congreso extraordinario ya”, ha pedido ya públicamente hoy Cayetana Álvarez de Toledo. Si se consuma el plan, ¿quién podría ser la alternativa a Casado? Aquí es donde se tendría que ver si Alberto Núñez Feijóo, a quien se empiezan a dirigir algunas miradas, acaba dando el paso que siempre le ha quedado pendiente; o es la misma Isabel Díaz Ayuso quien coge el guante de los manifestantes de ayer y es ella quien da el paso adelante.

Lo que es cierto es que de momento la presidenta madrileña mantiene el pulso y no tolera que desde Génova se la intentara espiar. El Mundo ha publicado una nueva información en la que apuntaría directamente a Teodoro García Egea como el cerebro de esta operación, pero el PP lo ha vuelto a desmentir. La vicesecretaria de organización de los populares, Ana Beltrán, además, ha querido hacer público y explícito su apoyo y su “plena confianza” a Egea y ha lamentado los “ataques para desestabilizar” el partido. El senador del PP Rafael Hernando, sin mojarse por un lado o el otro, ha lamentado la manifestación de hoy ante la sede del PP. “El PP no se manifiesta contra el PP”, ha escrito en Twitter.

División entre diputados

Ahora bien, parece que el bloque de apoyos que había recibido públicamente Casado también se empieza a agrietar. Varios diputados del Congreso hicieron público su compromiso con el líder conservador el mismo día que estalló la crisis, pero, según ha informado la Cadena SER y ha confirmado el ARA, empieza a reinar la división entre los parlamentarios. Según explican fuentes parlamentarias a este diario, hoy a través del chat del grupo, los fieles a Casado han reprobado las palabras de Álvarez de Toledo sobre la necesidad de convocar un congreso extraordinario, pero las críticas no han sido mayoritarias, sino que lo que ha reinado ha sido el silencio. Casado, cada vez más acorralado, tiene en sus manos mover la siguiente ficha.

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