Partidos

Los comunes cierran la etapa Colau con el voto de castigo de las bases

Catalunya En Comú hace autocrítica y se reivindica como fuerza de izquierdas catalanista y alternativa al PSC

Candela López, Ada Colau y Jéssica Albiach en la asamblea de los comunes.
y Daniel Valdemoro
17/11/2024
4 min

BarcelonaSin la alcaldía de Barcelona y con la representación en el Parlament en mínimos históricos, los comunes sabían que en la asamblea extraordinaria del partido, este fin de semana, había que hacer autocrítica. El partido se prepara para afrontar un nuevo ciclo electoral donde tiene como reto fortalecerse como organización, intentar salvarse del naufragio de Sumar tras la dimisión de Yolanda Díaz –que, a diferencia de lo ocurrido en el 2021, no ha asistido a la asamblea– y buscar nuevos liderazgos a raíz de el adiós de Ada Colau. La receta ideológica sigue siendo la misma: políticas de izquierdas y ecologistas desde un "catalanismo inclusivo" y que busquen estrechar los lazos con los movimientos sociales. Ahora bien, todo el mundo en la organización admite que habrá que realizar cambios estratégicos para conseguir que este discurso seduzca nuevos votantes y recupere a los que se han quedado por el camino, especialmente ante el ascenso del PSC como fuerza hegemónica en Catalunya.

Los malos resultados electorales en las municipales, las catalanas y las europeas y la falta de debate interno en cuestiones clave para el espacio han generado cierto malestar en las bases, cómo la dirección comprobó de primera mano en los encuentros para preparar el proceso congresual y cómo se ha constatado a lo largo del fin de semana, según las fuentes consultadas. Especialmente críticos fueron los dirigentes territoriales, que tiraron de las orejas a la ejecutiva para tener un discurso predominantemente metropolitano que se ha construido de espaldas al mundo rural, según ellos mismos lamentan.

En este escenario, la dirección de Catalunya En Comú ha logrado aprobar con un 80% de apoyo la ponencia política, pero ha recibido el voto de castigo de las bases en el informe de gestión, con 216 a favor (46,25%) , 169 en contra (36,19%) y 82 abstenciones (17,56%) ―la suma de los votos no favorables alcanza el 53%―. Es un resultado del que la nueva dirección, escogida en una lista única, deberá tomar nota, dado que un 57% de los antiguos miembros siguen formando parte.

Desafección y "déficits"

Otro de los retos de la nueva ejecutiva es dar respuesta a la desafección política aprovechando que no existen, por ahora, nuevas citas electorales a la vista (este, al menos, es el deseo que sobrevolaba a la asamblea pese a la incógnita del futuro de la legislatura en el Estado). "Debemos reconectar con la gente", ha dicho Gemma Tarafa, nueva coordinadora de los comunes junto a Candela López, la única que repite en el cargo. El objetivo, ha dicho, es "levantar la cabeza" cuidando a la organización, con la vista puesta en sacar buenos resultados a las elecciones municipales de 2027, y no sólo en Barcelona. "Los y las comunes seremos un espacio más fuerte organizativamente con todos vosotros y lo haremos desde la proximidad a cada pueblo y ciudad de Catalunya", ha prometido López.

En el informe de gestión, consultado por el ARA, la dirección saliente admite "déficits políticos y organizativos" que, sin embargo, vincula a la "limitación de recursos" ya las continuas contiendas electorales desde 2021, año de la última asamblea ordinaria. En el plano económico, señalan que es necesario explorar nuevas fórmulas económicas para garantizar su sostenibilidad a largo plazo. Una de las soluciones planteadas en la asamblea es la posibilidad de hacer obligatorias las cuotas de los inscritos, cuestión que también ha generado debate interno. Tanto esta vía como algunos de los cambios organizativos para reforzar el partido chocan con las reivindicaciones a cuya luz nacieron los comunes como alternativa a los partidos tradicionales, contra los que se levantaron los indignados del 15-M.

Sin embargo, el camino que han escogido los comunes es el de fortalecer la organización para maximizar sus resultados y volver a "enamorar" al electorado erigiéndose como fuerza de oposición a las élites, como defendió la misma Colau el sábado. Catalunya En Comú ha pasado de ser una confluencia fundada en 2016 a ser un partido con una idiosincrasia propia y una marca electoral que, a partir de ahora, será oficialmente la de Comuns. Sin embargo, el encaje de las formaciones que confluyen no satisface a todas las familias políticas, y menos a las que ven que la influencia de Barcelona En Comú dentro de la organización las ha relegado a roles secundarios en algunos órganos. Militantes de Izquierda Unida han intentado introducir una enmienda a la ponencia para que se reconozca el papel de todas las organizaciones, no sólo de Barcelona En Comú, pero que ha quedado rechazada.

La sombra de Sumar

Reforzar el peso de los partidos dentro de Catalunya En Comú choca con el proyecto de la dirección por esta nueva etapa pero, sobre todo, con el fantasma de la crisis en Sumar. Lo admitió públicamente Josep Vendrell, uno de sus ideólogos, reconociendo que las dinámicas entre las fuerzas que la conforman a nivel estatal no han terminado de funcionar. De hecho, la ex mano derecha de Yolanda Díaz ha advertido de que sería un error cambiar la estructura de los comunes, "el espacio más aseado de todo el Estado". Sumar no ha recibido ni siquiera el apoyo explícito en el discurso del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que es su portavoz estatal. Fuentes de los comunes sacan hierro a la ausencia de menciones en Sumar durante la asamblea del fin de semana, y recalcan que su compromiso con un espacio plurinacional de izquierdas a nivel estatal, se llame como se llame, sigue intacto.

López y Tarafa cogen ahora las riendas de una dirección que tiene como objetivo trabajar de forma más coral y descargar del trabajo organizativo a los líderes que tienen un rol preponderante en las instituciones, como Urtasun o la líder en los comunes en el Parlament y ex coordinadora, Jéssica Albiach. De hecho, Albiach ha aprovechado la clausura de la asamblea para lanzar un aviso a navegantes en el PSC de cara a la negociación de presupuestos: "Sólo saldrán adelante si hay un cambio de época en las políticas de acceso a la vivienda" . Que tome nota el señor Salvador Illa". Tanto ella como otros dirigentes del partido se comprometieron también a trabajar para frenar la ampliación del aeropuerto de Barcelona, ​​que ahora se discute en una comisión técnica pactada entre PSC y Esquerra. "No somos ni seremos la muleta de nadie", ha añadido Tarafa, también concejala de BComú en Barcelona.

Podemos planta los comunes en la asamblea

Podemos ha plantado los comunes en su asamblea, que se ha celebrado en el campus Ciutadella de la UPF con más de 1.000 inscritos. Representantes del PSC, Izquierda, Sumar, Bildu, Izquierda Unida, Sumar y Equo han asistido como invitados a la clausura, como es tradición en los congresos de las formaciones políticas. En cambio, no ha ido nadie del partido lila, un gesto que evidencia el mal estado de salud de las relaciones entre ambas formaciones, que se presentaron juntas en las generales de 2023 y que, de hecho, todavía comparten grupo municipal en muchos ayuntamientos de Cataluña. Otros partidos, como la CUP o Compromís, excusaron su asistencia con un mensaje de apoyo.

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