¿Por dónde crece Aliança Catalana?
El partido de Sílvia Orriols tiene ejecutivas en más de la mitad de comarcas, pero se le resiste la demarcación de Lleida
Para muchos independentistas, votar a Aliança Catalana se está convirtiendo en un voto de castigo contra los demás partidos soberanistas por la parálisis del Proceso, pero el partido de Silvia Orriols también capta votantes que no son proindependencia, fruto, seguramente, de su discurso contra la inmigración musulmana. Así lo ponen de manifiesto las últimas encuestas publicadas. Es decir, Aliança tiene un voto nacionalista pero también comienza a ampliar el espectro. ¿Por dónde crece?
El último barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO), que se hizo público en julio, reflejaba que Alianza es la tercera de las cuatro formaciones independentistas del Parlamento con más votantes en contra de la independencia con un 17% de opositores y un 7% que no lo sabe o no frente a2, un 8% respectivamente. También es el partido con más votantes que consideran que Catalunya debe seguir siendo una comunidad autónoma, con un 14%. En la anterior CEO, de abril, Alianza era el partido menos favorable a la independencia con sólo un 71% de votantes que apoyan el estado propio.
Y, a principios de año, el Instituto de Ciencias Políticas y Sociales (ICPS) aún iba más lejos y situaba a los contrarios a la independencia en un 63,6%. El diario El Mundo ha publicado una encuesta esta misma semana que determina que hasta un 47,7% de sus electores se opondría a la independencia frente al 50,8%, que optaría por romper con España. Sea como fuere, pues, a pesar de la divergencia de porcentajes, la tendencia demoscópica es que Alianza hace hueco entre los no soberanistas.
Junts, principal origen de los votos de Aliança Catalana, pero no sólo
Las elecciones del 12-M, que permitieron a Aliança desembarcar en el Parlament, pusieron de manifiesto el trasvase de voto de Junts hacia el partido de extrema derecha. La mitad de los 118.000 votos que logró la candidatura xenófoba provenían de la formación de Carles Puigdemont o, lo que es lo mismo, más del 10% de sus votantes del 2021 cambiaron a Aliança. Asimismo, el partido de ultraderecha también se nutrió de voto blanco o nulo (14.000) y de antiguos abstencionistas (12.000), seguramente del colectivo de independentistas desencantados. 11.000 ex votantes de ERC y 4.000 de la CUP y del Frente Nacional de Catalunya, así como 3.000 del PDECat completaron el grueso de votantes.
Actualmente, la tendencia es la misma, según indican las encuestas. Según la encuesta publicada este domingo en La Vanguardia, Aliança Catalana pasaría de 2 a 19 diputados y estaría en disposición de disputarle la segunda fuerza del país a Junts i Esquerra, que se quedarían en 21. De hecho, buena parte de los escaños que conseguiría el partido de Sílvia Orriols vendrían, precisamente, del partido de Carles Puigdemont, que perdería 14 escaños. Su principal bolsa de votantes viene de Junts, pero no sólo: está consiguiendo penetrar también en el PP y Vox, así como en ERC y la CUP. En la última encuesta del CEO –donde Alianza crecía de los 2 a los 10-11 escaños– Juntos sigue siendo la primera fuerza de la que Alianza puede sacar votos, con un 8%, pero muy poco por encima de PP (7%) y Vox (5%), que son los demás partidos que más votos verían transferidos a la extrema derecha independentista en caso de que se celebraran ahora elecciones. De hecho, una de las novedades de este sondeo es la constatación del posible tráfico de votantes entre Aliança Catalana y Vox en función de las elecciones.
La encuesta deEl Mundo también ponía de relieve que la formación independentista de extrema derecha absorbería mayoritariamente el apoyo procedente de Junts (17,4%) y ERC (9,9%) –aunque el barómetro del CEO no vislumbra fuga de votantes republicanos–, pero, en tercer lugar, situaba a Vox, con un 6,6%, a dos puntos de distancia. También se beneficiaría de una importante transferencia de voto no independentista proveniente de Comuns (4,3%), el PSC (3,7%) y el PP (2%). El acercamiento del electorado de Vox a Aliança, motivado por la irrupción de Orriols en el Parlament, se evidencia cuando se pregunta a sus votantes cuál es el líder que prefieren para ser presidente de la Generalitat. Un 10% de sus electores se decantan por que lo sea la también alcaldesa de Ripoll, mientras que la cifra de los votantes de los otros partidos se mueve entre un irrisorio 0 y 2% de apoyo. Y en la encuesta de La Vanguardia, Orriols es la dirigente que más simpatía despierta entre votantes de PP y Vox. Uno de cada tres aprueba la labor que realiza la alcaldesa de Ripoll en el Parlament. Unas cifras muy similares a las que dan a su propio líder de Vox, Ignacio Garriga.
Lleida, la piedra en el zapato
La ilusión que ha generado el nuevo proyecto político de Orriols se ha traducido en una notable implantación en el territorio, que se ha forjado después de conseguir representación en el Parlament. Desde entonces, el partido se ha dedicado a crear ejecutivas comarcales con la vista puesta en las elecciones municipales, en las que espera afianzarse en las principales ciudades del país y obtener alguna alcaldía más allá de su feudo de Ripoll. Aliança Catalana no ha querido atender al ARA para confirmar las comarcales que tiene, pero, según los datos publicados en su página web, ha conseguido crear comités en todas las comarcas de Barcelona con la excepción del Berguedà, que es cuestión de días, según informan fuentes locales, Lluçanès y Moianès. En Tarragona, también, con la excepción de la Terra Alta y la Ribera d'Ebre, y en Girona sólo tiene pendiente la constitución del núcleo de la Cerdanya.
Precisamente en el Pirineo es donde está teniendo más problemas para articular ejecutivas fruto de la primera crisis territorial del partido. Los primeros militantes de Aliança Catalana en el Pirineo quisieron dotarse de una dirección y convocaron un congreso a finales del 2024 que no llegó a celebrarse. El problema es que querían constituirse como una veguería cuando los estatutos de la formación sólo contemplan la organización por comarcas. El pulso entre la dirección y este núcleo acabó con la expulsión de dos de sus dirigentes y la salida de otros simpatizantes: por eso, por ahora, el partido sigue sin ejecutivas en todas las comarcas pirenaicas de Lleida.
La demarcación de Lleida es la piedra en el zapato de Aliança porque sólo tiene constituidos los núcleos del Segrià y el Pla d'Urgell, pero sigue sin tenerlos en la Noguera, el Urgell, las Garrigues o la Segarra. Justamente de esta última comarca es de dónde estaba el exalcalde de Ribera de Ondara que presentó su renuncia al acta de concejal después de que la formación de extrema derecha se desvinculara por haber hecho unas declaraciones homófobas en las redes,en el que tildaba de "cáncer" al colectivo LGBTI. Puig era uno de los hombres fuertes de Aliança en Lleida y su salida generó un fuerte malestar en tierras leridanas.