Cuatro escenarios para resolver la investidura en el último minuto

JxCat y ERC siguen encasillados en sus posiciones en un día sin contactos formales

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Jordi Sànchez y Pere Aragonès conversando, en una imagen de archivo.

BarcelonaSe cumplen tres meses desde que los catalanes decidieron en las urnas la nueva correlación de fuerzas del Parlament. A pesar de que las elecciones dejaron una panorama político renovado –ganó el PSC, Cs se hundió y ERC hizo el sorpasso a JxCat–, nada ha cambiado sustancialmente. Las negociaciones para la investidura entre los independentistas están bloqueadas desde el pasado sábado y el tiempo para llegar a un acuerdo se agota. Quedan 12 días para que el Parlament se disuelva automáticamente si no se puede investir a un presidente. En este tramo final, el lío se resolverá con uno de estos cuatro escenarios.

ERC se lo repiensa y vuelve a la coalición

ERC y JxCat hace semanas que juegan un partida de cartas donde todo el mundo se cree que el otro va de farol y que, ante el vértigo de ir elecciones, al final el rival cederá. Una primera opción es que Esquerra sea quien tuerza el brazo porque no quiere poner en riesgo la posibilidad de investir a un presidente republicano –Pere Aragonès–, oportunidad que no se le presenta desde 1932. Así, en este escenario, los republicanos aceptan volver a negociar un gobierno de coalición con JxCat, se reparten la estructura de la Generalitat al 50 por ciento, y encuentran un consenso sobre cuál tiene que ser el papel del Consell per la República. Esto es lo que negociaban hasta el viernes 7 de mayo, cuando a ERC se le acabó la paciencia y decidió que rompía con todo el esquema negociador y apostaba por intentar formar un gobierno en solitario. Esquerra niega por activa y por pasiva que esta sea ahora una posibilidad.

JxCat cede y pone cuatro votos

En este segundo escenario, a quien le da vértigo es a JxCat. En su caso, por un motivo diferente, y es que, en el último instante, teme que volver a las urnas le suponga un retroceso en apoyos electorales demasiado importante porque el voto independentista se desmoviliza y una parte del electorado le culpa del fracaso en la negociación. Así, para evitar este riesgo, Junts decide dar a última hora cuatro votos a Aragonès –o 12, en función de lo que hagan los comuns– que permiten que el republicano sea presidente y forme un gobierno en solitario. En una entrevista en La Vanguardia, el secretario general de Junts, Jordi Sánchez, consideró esta posibilidad: "No especularemos con elecciones. Si quieren, que gobiernen con minoría". Para JxCat, esta ya no es una posibilidad viable porque sus bases la podrían tumbar.

Pere Aragonès y Josep M. Jové (ERC) con Elsa Artadi y Josep Rius (JxCat) en Lledoners

Un gobierno de coalición en diferido

Este es el escenario más complejo. Como en tantas otras negociaciones entre JxCat y ERC, es una manera de que nadie se sienta perdedor y todo el mundo se pueda reivindicar ante los suyos. En este caso, JxCat acepta dejar en el margen de la negociación el papel del Consell per la República y la estrategia independentista. Es lo que ya parecía que decía el comunicado conjunto que hicieron con ERC y la CUP el pasado miércoles, pero que desde Junts acabaron matizando. A cambio, ERC volvería al esquema del gobierno de coalición que quiere JxCat y se olvidaría del gobierno en solitario, a pesar de que no lo haría inmediatamente, sino que las negociaciones se retomarían a partir del día siguiente de la investidura. En una entrevista en el Nacional, así lo ha apuntado el negociador republicano Sergi Sabrià: "Hay una experiencia en el País Vasco. Hay una investidura en julio y en septiembre se convierte en un gobierno de coalición. Ha pasado en otros lugares, puede pasar aquí", ha argumentado. De hecho, esta experiencia sale analizada en una tesis electoral de otro negociador, Josep Maria Jové. En Euskadi, Juan José Ibarretxe (PNB) recibió los votos de Ezker Batua para ser investido, pero este partido no se incorporó al ejecutivo hasta dos meses más tarde –y lo hizo con un solo consejero–. La diferencia entre los dos escenarios es que en Euskadi se trataba de un simple retoque, y aquí, de un cambio profundo de conselleries.

Una de las opciones que se tiene en cuenta es la de dejar el gobierno a medias una vez Aragonès sea investido: que no nombre a los 14 consellers y los 500 altos cargos que le corresponderían con la estructura gubernamental actual. Así, solo nombraría una parte mientras acaba de cerrar la coalición con JxCat. De hecho, la legislación le da margen para hacerlo, puesto que Aragonès no tendrá límite de tiempo para diseñar su gobierno –lo puede remodelar cuando quiera– y puede asumir temporalmente las competencias que acabarían en manos de los futuros consellers de JxCat. El problema principal sería que se alargara esta situación de interinidad.

Elecciones y poner en riesgo el 50%

En el cuarto escenario, la política catalana abre una página inédita en su historia: la repetición electoral. Es un hecho que sí que se ha vivido en España, en 2016 y 2019. Ni JxCat ni ERC lo quieren, pero nadie se atreve a afirmar que no pasará. "Nadie quiere una repetición, pero nadie hace nada para evitarla", resume un dirigente independentista que sigue de cerca las conversaciones. Este viernes ha sido muestra de ello. Los equipos negociadores no se han encontrado formalmente y todo el mundo sigue encasillado en sus posiciones y preparando una semana, la que viene, que será decisiva. Si la investidura de Aragonès se tiene que hacer en dos partes, el primer pleno tendría que ser como muy tarde el próximo viernes, 21 de mayo, y el segundo, el miércoles 26 –el lunes 24 de mayo es festivo en Barcelona–. También se podría ir a una votación agónica en el último momento el mismo día 26. Esto, sin embargo, ya no sería otro hecho inédito. Se hizo con Carles Puigdemont el 10 de enero de 2016. Entonces superó la votación.

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