La Diada más complicada para la ANC
La entidad se enfrenta a la pandemia y a la etapa de deshielo abierta con el gobierno español
Después de la Diada simbólica y descentralizada del año pasado fruto de una pandemia que volvió a remontar, la ANC termina los preparativos para la manifestación de este año, que se hará otra vez solo en Barcelona y que quiere que sea masiva si los indicadores sanitarios así lo permiten. El coronavirus no es, sin embargo, el único obstáculo que tendrá que superar la entidad en la Diada más complicada para la ANC desde 2012. El desaliento entre las bases independentistas por la falta de una estrategia unitaria del independentismo ha desactivado las movilizaciones en la calle. Sin un horizonte claro a la vista y a las puertas de la reanudación del diálogo con el Estado que no divisa un atajo en el camino hacia la independencia, la ANC quiere que la Diada sea un punto de inflexión para reactivar la movilización en la calle y reivindicar el mandato del 1-O que ya ninguno de los tres partidos independentistas en el Parlament defiende.
La dirección de la ANC sigue apostando por la vía unilateral como la única posible para culminar el proceso soberanista. Firme opositora a la mesa de diálogo, la ANC reclama levantar la DUI durante esta legislatura como reiteró su presidenta, Elisenda Paluzie, en una entrevista el pasado sábado a la ACN. Un posicionamiento que los ha enfrentado directamente con ERC, promotor del diálogo con el Estado. El distanciamiento entre la ANC y los republicanos se puso de manifiesto el pasado jueves cuando la vicepresidenta Laura Vilagrà reclamó en una conferencia en la UCE volver a la ANC de Carme Forcadell, "a aquella Assemblea que nos movilizaba a todos con un consenso estratégico muy claro”. Un enfrentamiento a cara descubierta que no deja de ser un palo más en las ruedas a la hora de convertir a la ANC en el eje del independentismo, pero que no ha hecho variar sus postulados.
"El objetivo de la Diada de este año es retomar la movilización porque el movimiento popular independentista se tiene que rearmar y a la vez dejar claro que no renunciamos al mandato del 1-O que nos obliga a hacer la independencia", expone en declaraciones al ARA la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, que subraya que "este es el objetivo político". Por este motivo, la entidad ha impulsado una doble movilización para la Diada y el fin de semana del 1 al 3 de octubre. "Había una demanda latente en nuestras bases de cambiar la Diada por el Primero de Octubre como gran jornada de movilización. Finalmente hemos optado por mantener la Diada y añadir el 1-O con actos de diferentes tipos", revela Arnau Padró, coordinador de la comisión de estrategia y discurso de la Assemblea.
Paluzie admite que la décima manifestación independentista consecutiva que organiza la ANC por la Diada no será fácil, pero que las últimas tampoco lo han sido: "Hace tiempo que es complicado. Estamos en una etapa del proceso a la independencia completamente diferente. Y las movilizaciones se ven afectadas tanto por el covid, que ha cambiado pautas de la gente, como por el contexto político". En este sentido, recuerda la polémica en la movilización de 2019. "El independentismo de base ya estaba muy enfadado por los pactos de Junts y ERC con el PSC en la Diputación de Barcelona o en los consejos comarcales y las territoriales nos pidieron que no invitáramos a los políticos", destaca. Esa demanda, secundada por el secretariado, hizo que algunos dirigentes de ERC como Joan Tardà, Joan Huguet o Anna Simó anunciaran que no asistirían. "Eso tampoco fue fácil, hace tiempo que nada lo es", señala. Hoy hay un nuevo elemento que dificulta la estrategia de confrontación con el Estado que defiende la entidad. "Ahora se ha añadido la supuesta distensión del pacto de estabilidad, lamenta Paluzie, que en la segunda parte de la entrevista con la ACN admitió que el independentismo lo tiene "més fácil" para cohesionarse cuando gobierna el PP.
Ante este contexto de frustración de las bases, por primera vez en diez años, la entidad no organizará ninguna acción en el transcurso de la manifestación, es decir, volverá a los orígenes de esa primera manifestación de 2012. "Es importante que el independentismo se exprese en la calle con libertad, que cada uno venga y haga lo que quiera con los carteles y mensajes que le plazcan", explica Paluzie para justificar que este año no se lleve a cabo ninguna perfomance. Tampoco ha abierto ningún registro de inscripciones, con el que antes se podía ir comparando la evolución respecto a otros años.
Rehuir comparativas con manifestaciones previas al 1-O
La máxima dirigente de la entidad también considera que si las cifras de la pandemia no remiten serán un factor de desmovilización, y remarca que siempre es una "incòçógnita" saber cuánta gente acudirá a la manifestación: "El factor covid todavía puede pesar con temas como los autocares porque hay gente que los evita. Creo que si los indicadores mejoran sustancialmente, esto nos ayudará indudablemente", afirma Paluzie, que informa de que no ha recibido ninguna notificación del Govern que ponga en peligro la manifestación. Sea como sea, advierte de que "hay que rehuir comparativas con manifestaciones previas al referéndum", con la excepción de la de 2018, que reunió a más de un millón de personas porque los hechos de octubre de 2017 y sus consecuencias todavía eran muy recientes. "Ya no es etapa de récords Guinness en manifestaciones y tenemos que tratar de que el pasado no nos condicione porque entonces lo más fácil sería no convocar nuevas manifestaciones", razona. En cualquier caso, pone en valor las más de 600.000 personas con las que la Guardia Urbana cifró la de 2019. "En todos los países del mundo esto es una barbaridad y algunos medios ya dijeron que habíamos pinchado".