Elecciones en martes: Catalunya votará el 13 de julio si no hay investidura
La campaña electoral duraría 8 días en lugar de 15 como es habitual
BarcelonaLa experiencia de repetición electoral del 2016 en el Estado fue el embrión de un cambio en la ley electoral española (Loreg) implantado ese mismo octubre, entre otros, para evitar que una segunda repetición de las elecciones españolas cayera el día de Navidad. Con esa reforma se fijó en la mitad el límite del gasto electoral de los partidos en campaña, se redujeron un 30% las subvenciones a las candidaturas y, sobre todo, se limitó a ocho días (y no quince) la campaña electoral. Como Catalunya es la única comunidad autónoma sin ley electoral propia, en caso de que no haya investidura antes del 26 de mayo se entraría de forma automática en este supuesto: las elecciones se celebrarían el 13 de julio, 47 días después de la publicación en el Diari Oficial de la Generalitat (DOGC) de la disolución del Parlament. Y, a pesar de la incertidumbre y desavenencias constantes en la política catalana, sería la primera vez que se tienen que repetir unas elecciones. De hecho, hasta ahora la reforma de la Loreg solo se ha aplicado una vez, en la repetición española del 2019.
El día 26 se acabaría el plazo, el 27 se publicaría en el DOGC y se pondría en marcha toda la maquinaria para que la campaña electoral empezara el domingo 4 de julio. Acabaría el domingo siguiente, 11 de julio, y el día 12 se reservaría para la jornada de reflexión. Se votaría, pues, en martes como acaba de hacer la Comunidad de Madrid. Los catalanes ya votaron entre semana el jueves 21 de diciembre del 2017, en esas elecciones convocadas vía artículo 155 de la Constitución. También entre semana pero en festivo se votó el miércoles 1 de noviembre del 2006, convocados a las urnas por el presidente Pasqual Maragall. Y las primeras elecciones después del franquismo se celebraron el jueves 20 de marzo del 1980. Lo que no han hecho todavía los catalanes es votar en verano.
Las negociaciones entre JxCat y ERC están completamente bloqueadas. Los republicanos consideran que ya se ha acabado su paciencia y descartan un gobierno de coalición con Junts, pero siguen necesitando sus votos para la investidura de Pere Aragonès. Solo quedan dos semanas para evitar la convocatoria automática de elecciones que se habría podido evitar que cayeran en martes. El Estatuto marca que al cabo de dos meses de la primera votación fallida de investidura la legislatura quedará disuelta si no se ha elegido president. Fue el 26 de marzo cuando Aragonès perdió la primera votación.
Pero la presidenta del Parlament, Laura Borràs, podría haber acomodado esa fecha, tal como hizo su predecesor, Roger Torrent, para hacer coincidir en domingo las elecciones del 14 de febrero. Los letrados del Parlament emitieron un informe –que no ha sido cuestionado por ningún grupo parlamentario– otorgándole la competencia de jugar con las fechas para evitar una repetición electoral en día laborable. La única opción de conseguirlo ahora sería investir un president antes de quince días. En caso contrario, el director de Procesos Electorales, Ismael Peña-López, volverá a ser protagonista y, por si acaso, este lunes ya repasaba a modo irónico la tabla periódica en Twitter: "Repasemos, no vaya a ser que caiga examen sorpres dentro de dos meses..."