Choque a la derecha españolista: tres recetas para seducir a un mismo perfil de votante

El PP endurece el discurso en la recta final de campaña para hacer el 'sorpasso' a Vox

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Españolismo(s)

BarcelonaLa batalla a la derecha españolista en estas elecciones está siendo dura, con unas encuestas ajustadas: el PP intenta hacer el sorpasso en Vox, la extrema derecha se emplea en mantener el liderazgo dentro de la triple derecha unionista y Ciutadans busca evitar su extinción. Los tres tienen el objetivo de seducir a un perfil de votante similar –de derechas y unionista–, pero lo hacen con estrategias distintas. Mientras el PP se ha conjurado a no hablar de sus competidores del espacio y cargar sólo contra el independentismo y el PSC –su otro competidor en el unionismo pero a la izquierda–, el partido de extrema derecha Vox sí se dedica a criticar abiertamente al líder popular (estatal), Alberto Núñez Feijóo. En cuanto a Ciudadanos, obvia a los de Santiago Abascal y carga contra el PP, el PSC y el independentismo, sobre todo focalizándose en Carles Puigdemont.

Esta lucha comenzó con una ligera ventaja del PP al inicio de la campaña, cuya aspiración es pasar de tres diputados a superar a los once que actualmente tiene Vox. Ahora bien, varias encuestas, como la del ARA, ya dan un empate entre ambos partidos. Siendo conscientes de ello, esta semana el PP ya ha endurecido su discurso, con el aterrizaje de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en la plaza Artós de Sarrià. A esto se le ha sumado la apuesta del candidato del partido el 12-M, Alejandro Fernández, por coger el ala dura del partido como referentes: Alejo Vidal-Quadras, José María Aznar y Xavier García Albiol. Mientras, el presidente de Vox, Santiago Abascal, ha enviado una carta a Feijóo acusándole de colaborar de bajo mano con el PSOE y pidiéndole un frente común contra el "colpismo".

Contraste de planteamientos

Las formaciones de la derecha unionista han planteado la campaña electoral distinta. De entrada, fuentes del PP explican por qué nunca hablan de Vox o Ciutadans: tienen claro que su rival es el independentismo. Así, dicen que en el bloque constitucionalista lo único que puede hacer algo es el PP y no ponen a Salvador Illa en este espacio político porque dicen que los socialistas pactan con los independentistas en todas partes, desde el Estado hasta los ayuntamientos. Argumentan que querían una campaña en positivo, basada en la fiscalidad, seguridad o educación y sequía, pero los giros de Pedro Sánchez le han convertido aún más en blanco de sus críticas, junto a Puigdemont. La campaña ha estado condicionada por el desembarco de líderes estatales como Feijóo, que se ha implicado duro viniendo ocho días en el Principado, además de numerosos presidentes autonómicos.

Por su parte, la campaña de Vox, con la omnipresencia de Abascal, está muy centrada en la inmigración "masiva" y la oposición al "islamismo", ensalada con el discurso antiindependentista. Fuentes del partido aseguran que el PP va a rebufo suyo y lo ejemplifican con el acto de Ayuso en la plaza Artós, que ha sido su feudo simbólico. Así, comentan que el objetivo de la candidatura encabezada por Ignacio Garriga no es arrebatar votos al PP, sino "buscar el voto socialista". Consideran que los votantes tradicionales del PP que podían captar ya los han captado –el objetivo es consolidarse– y que ahora pueden crecer a través del PSC: aseguran tener voto fronterizo por el malestar social y la situación migratoria, sobre todo en área metropolitana, y también por sus pactos con el independentismo y la amnistía. Asimismo, parten de una acentuada implantación social y juvenil, y subrayan que su elevado apoyo se debe a cuestiones que no tocan los de Feijóo: la inmigración y el islam –que vinculan directamente con la inseguridad–, la delincuencia o el modelo de estado unitario y el combate contra el feminismo y la llamada "ideología de género".

La lucha de Ciudadanos

Cs ha centrado la campaña en cargar sobre todo contra el PSC y el independentismo, poniendo en la diana a Puigdemont y Pedro Sánchez desde el inicio, con un cartel electoral hecho con IA. Ahora bien, también ha apuntado contra el PP, reprochando su entendimiento con el nacionalismo en los años noventa, ejemplificado con el Pacto del Majestic, y también con una "posible traición" ahora por los contactos de los de Alberto Núñez Feijóo con Junts. Para reforzar esta estrategia, al inicio de la campaña pidieron un compromiso "constitucionalista" de no aceptar los votos independentistas para una investidura y no recibieron la firma del PP ni del PSC –han sido ignorados–. Donde no creen que puedan pescar votantes es Vox, ya que lo consideran un proyecto "antagónico y ultranacionalista español".

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