La victoria de san Pancracio

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El líder del PSC, Salvador Illa, anoche durante la celebración de los resultados.

Hace veinticinco años cubrí informativamente por última vez una noche electoral antes de dedicarme a la farándula. Y fue en la sede del PSC. Esa noche, Maragall ganó por votos, pero Pujol le quitó la miel de los labios pactando con el PP.

En este cuarto de siglo han cambiado muchas cosas en el ecosistema socialista, desde los dirigentes hasta la sede, que ha pasado de Les Corts a Poblenou. Pero la dinámica de las noches electorales socialistas no ha cambiado. La atención se concentra en dos espacios. Uno es la planta noble, donde la dirección del partido y el candidato de turno siguen el escrutinio. El otro es una sala grande y espaciosa en la que los periodistas esperan pacientemente la presencia del candidato con los votos ya prácticamente escrutados. Esta sala la comparten periodistas y militantes que poco a poco van llegando dispuestos a ver a los líderes de cerca.

Con el 2% escrutado, abren el catering para los medios acreditados: tortilla de patatas modo seca, croquetas, empanadillas de atún y unos pimientos rellenos de brandada que nadie se atreve a tocar. Aguas, cocacolas y cerveza sin alcohol. Es el mismo catering que tienen en la planta noble y, por lo visto en una foto de agencia, los pimientos de brandada tampoco tienen éxito. (Nota para las europeas: hay que cambiar los pimientos por algún otro manjar menos intimidante.)

Durante mucho rato no pasa nada hasta que, con el 98% escrutado, la sala grande y espaciosa ya está llena de militantes que esperan la presencia de Illa. Su equipo lo detiene porque todavía hablan Pere Aragonès y Carles Puigdemont.

Illa aparece con los acuerdos de Que merezca la pena de Siloé. Lo tengo delante, eufórico, y lo miro como quien estudia para opositar a notario. No quiero perderme ningún detalle porque tengo la sensación de que se me viene trabajo encima.

Dice la tradición: “San Pancracio, salud y trabajo en nuestro brazo”. Ayer era San Pancracio y cuando se convocaron elecciones para el 12 de mayo, un grupo de militantes socialistas, de la rama cristiana, regalaron a Salvador Illa una imagen del santo. Desde entonces, el candidato tiene la imagen en su despacho. La tradición no dice nada de la influencia de san Pancracio en los pactos poselectorales.

Con el 100% escrutado, en el catering todavía están el 100% de los pimientos rellenos de brandada.

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